Este año he coordinado junto con Antonio Lafuente las Guías de Ciencia Ciudadana que forman parte del proyecto La Aventura de Aprender. Este texto que comparto a continuación es la presentación del proyecto en que han participado 14 autores y que se ha materializado en 9 guías de acceso abierto pensadas para chicos y chicas de 12 a 15 años y sus maestros pero que seguramente puedan ser de utilidad para muchas otras personas y colectivos.

Guías de Ciencia Ciudadana, La Aventura de Aprender:

  • Reclamar la Paz. Juan Gutiérrez
  • Reclamar la Movilidad Urbana. Vera Ruffato, Mariana Falcone, Xosé Ramil & Gianni Rondinella
  • Reclamar los Bosques. Nuria Alonso Leal & Fundación Entretantos
  • Reclamar las Pesquerías. Duarte Vidal & Juan Freire
  • Reclamar el Paisaje. Jesús Fernández Fernández
  • Reclamar las Infraestructuras. Alberto Corsín Jiménez
  • Reclamar la Costa. Manuel Borobio Sanchíz & Francisco Castillo Rodríguez
  • Reclamar el Barrio. Pablo Sánchez León
  • Reclamar el Aire. Nerea Calvillo

Guías LADA. Ciencia ciudadana y bien común

Proyecto concebido y coordinado por Antonio Lafuente y Juan Freire

La ciencia ciudadana se ha convertido en una forma novedosa de promover cultura científica entre la ciudadanía. Los gobiernos, las instituciones y las asociaciones profesionales siguen apoyando iniciativas cada vez mejor entendidas por los investigadores y más reconocidas por los ciudadanos. Todo el mundo está de acuerdo en que la ciencia también es cultura. Sin embargo, la ciencia ciudadana en general no involucra verdaderamente los conocimientos o experiencias de quienes se involucran. Y es que, en efecto, la mayor parte de los proyectos son concebidos en la academia y posteriormente abiertos a la contribución altruista de los voluntarios. La ciencia ciudadana, en consecuencia, puede ser muy relevante para el conocimiento de la biodiversidad, las migraciones de pájaros o la forma de las galaxias, pero influye de forma muy superficial en las vidas de quienes participan en ella.

Es verdad que para los participantes se da la oportunidad de acercarse a los laboratorios, de conocer de cerca a algunos expertos y quizás de sen/rse solidarios y comprometidos con los problemas del mundo. Algunos aprovechan ese impulso para integrarse en asociaciones cuya finalidad es divertirse mientras aprenden, algo que conocen bien quienes integran los muchos grupos de astronomía, ornitología o micología popular. Estamos hablando de formas de sociabilidad an/guas que están experimentando hoy un cierto renacimiento alrededor de los espacios makers, las agrupaciones medioambientales, las comunidades de afectados, los aficionados a los nuevos media, los activistas de la alimentación alternativa, los amantes de los animales o los colectivos biohackers.

Los amateurs, los activistas y los hackers representan tres formas singulares de acercamiento a la ciencia. Nadie discute hoy su papel en la construcción de un nuevo pacto social por la ciencia. Y, aunque sean parte de un fenómeno respetable y apreciado, lo cierto es que sólo son una opción más entre las varias que favorecen el acercamiento de la gente a la ciencia.

Nuestro proyecto no se conforma con atraer ciudadanos a la cultura de la ciencia o con movilizarlos en apoyo de alguna perspectiva conservacionista, restauradora o regulatoria. Lo que queremos es apoyar los movimientos que reclaman los bienes comunes como parte de un patrimonio heredado y que debe ser legado a nuestros hijos. Y de los muchos bienes que existen vamos a poner toda la atención en los que tengan mayores connotaciones científicas y/o tecnológicas. Lo que tenemos en mente son asuntos tan relevantes como el aire, el agua, el clima, los ríos, el cielo, el suelo, la luz, el bosque, la mente, el código, la ley, el barrio o la paz.

Como ciudadanos sentimos que estos bienes constitucionales de nuestra vida en común, tanto en términos históricos como políticos y/o biológicos, están cayendo en manos privadas que deben ser vigiladas, además de reguladas. Tenemos derecho a un aire respirable, a un agua potable, a unos bosques cuidados, a un suelo fértil , a unas pesquerías artesanales, a un código abierto, a una ley transparente, a una ciudad habitable y a un cuerpo soberano. Pero tener derecho implica hacer más cosas que protestar o exigir de quienes mandan que regulen el (mal)uso del procomún. Para tener derechos hay que poder reclamarlos, lo que implica conocerlos mejor y, si podemos, amarlos.

Conocerlos no es tarea fácil porque estamos hablando de bienes que pertenecen a varias áreas del saber y no a un solo colectivo de especialistas. Hablamos de asuntos que están atravesados por muchos saberes o culturas epistémicas y cuya comprensión requiere de la interdisciplinariedad. Pero también queremos incorporar las prácticas indisciplinares, es decir las que aportan a los proyectos los actores cuyo saber se basa en la experiencia y que generalmente no está codificado ni certificado. Los temas que nos interesan, en consecuencia, requieren el concurso de expertos y amateurs, y por su propia naturaleza reclaman fronteras porosas entre los saberes formales y los informales o entre las prácticas académicas y las mundanas. Buscamos hacer viable un diálogo de saberes que las instituciones no han sabido propiciar y que consideramos urgente.

Destinatarios y estructura

Tal como ya hemos experimentado en la otra serie previa de Guías publicada en La Aventura de Aprender (LADA) bajo el título genérico de “Cómo hacer…”, vamos a seguir apostando prioritariamente por un público específico. Queremos que los destinatarios principales de este proyecto sean los chicos y chicas de entre 12-15 anos, acompañados por sus maestros. Nuestra intención es que sean los jóvenes quienes hagan las investigaciones de las que aquí estamos hablando, pero acompañados por sus profesores, lo que es tanto como decir que no recomendamos que sean los adultos quienes dirijan el proyecto sino que su papel se limite al de ofrecer ayuda cuando se les solicite.

Las guías tendrán unas 10.000 palabras y estarán organizadas como si fueran una receta de cocina que describe una secuencia de pasos a cumplir. Para hacer más obvios los argumentos desplegados, cada guía contendrá la descripción a modo de ejemplo y en pocas palabras de 3 casos variados y representa/vos (pradigmáticos) del tema.

Cada guía estará dividida en cinco partes de desigual extensión:

  • Introducción: que dará cuenta de la filosofía que subyace en cada guía (≈ 1.000 palabras);
  • Materiales: descripción de los materiales necesarios para ejecutar el proyecto (≈ 1 página);
  • Paso a paso: relato de los pasos necesarios para poder ejecutar el proyecto (≈ 10.000 palabras);
  • Casos: descripción de tres casos representa/vos (≈ 1 página);
  • Consejos: contrastados sobre cómo ejecutar mejor el proyecto (≈1 página);
  • Recursos: de apoyo para ampliar la información sobre el proyecto (≈ 1 página).

Propuesta

Nuestra propuesta se resume en el siguiente listado:

Patrocinio y coordinación

Esta inicia/va es promovida y financiada por MediaLab-Prado (Ayuntamiento de Madrid) y Co-Lab (Ayuntamiento de la Coruña).

Los trabajos de coordinación serán desarrollados por Antonio Lafuente y Juan Freire. El diseño de la colección es de Marcus Carus. La edición, maquetación y producción la hará la editorial independiente madrileña ConTinta metienes.

Licencias

Las guías se harán públicas con una licencia libre de uso Creative Commons: CC-BY-SA 3.0.

Un comentario

  1. Pingback:Reclamar las pesquerías | Juan Freire

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