Desapego

El último año ha representado para mi la toma de consciencia de la necesidad del desapego. Como todo lo que sucede en mi vida, es el resultado de un largo y casi siempre, tortuoso proceso de aprendizaje. Un tiempo que se cristalizó en dos momentos clave en los que en pocos minutos fui consciente de algo que de algún modo me había acompañado durante mucho tiempo. Llevaba años sintiendo que el desapego con el que vivía mi vida era una forma de patología encubierta que siempre me limitaría. Pero en esos dos momentos entendí que el desapego puede ser positivo. Fue una sensación liberadora que a la vez me hizo entender desde otra perspectiva mi propia vida.

Un viernes de hace unos meses, en la recepción de un hotel de Lisboa, tuve una breve e intensa conversación con Pedro. Eran las 7 de la tarde de un día que había amanecido en Barcelona para continuar con reuniones en Madrid. En Lisboa me esperaban nuevas reuniones con personas que no conocía y una sensación que mezclaba inquietud y cansancio. No contaba con encontrarme con Pedro en aquel lugar, pero nos dispusimos a esperar por una persona e iniciamos una conversación. En realidad fue él quien hablo y, como por azar, me lanzó una frase que me hizo recorrer parte de mi vida en unos instantes: “el apego es antagónico con la libertad y el amor”. Podía haber dicho con la libertad o con el amor, pero no, unió libertad y amor en un solo término. Aquel día comprendí que apegarse a una persona es, en ocasiones, síntoma de miedo, quizás a uno mismo, y no de amor.

En paralelo, durante la última mitad del año pasado, he tenido que forzar el desapego con un equipo de MASTERYOURSELF/. De nuevo, la consciencia sucedió en un instante en Noviembre durante un viaje a San Francisco. Me enfrentaba por enésima vez con la necesidad de que las personas del equipo olvidasen sus propias convicciones construidas a priori y se enfrentasen a la realidad de las necesidades de los usuarios a los que querían dedicar su proyecto. En ese momento identifiqué que el propio apego a nuestras ideas, nuestros gustos, nuestras convicciones… es la barrera que nos impide observar el mundo con objetividad y a veces, hasta a establecer empatía con las personas. Sin ese enfoque resulta difícil buscar soluciones realmente efectivas a nuestros problemas y deseos. Mi conclusión es que posiblemente, el desapego sea la herramienta clave que nunca aparecerá en ningún manual de desarrollo de proyectos.

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