Web 2.0 e imperialismo económico: la visión ortodoxa (y simple) de un mundo heterodoxo (y complejo)

La discusión sobre la política de la web 2.0 se abre camino entre los debates tecnológicos. Por desgracia, buena parte de las opiniones siguen instaladas en visiones utópicas y distópicas que aportan poco a la comprensión de la complejidad de los cambios sociales y económicos, que dibujan un escenario alejado del blanco y negro, y del papel que pueden jugar individuos y organizaciones.

Vía Putting people first llego a un artículo del sociólogo William Davies en The Register, The cold, cold heart of Web 2.0, donde critica la web 2.0 por representar, en su opinión, una nueva versión del “imperialismo económico” promovido por la escuela de Chicago de economía, personalizada en Gary Becker y conocida por sus detractores como el origen intelectual del “neo-liberalismo”.

This "rational choice" view of society is most closely associated with the work of Gary Becker, one of the world’s most celebrated and also most controversial living economists. Since the 1950s, his work has pushed the boundaries of economics ever further into foreign territories, using economic methods to analyse such seemingly non-economic phenomena as drug addiction, families and crime. He was awarded the Nobel Prize in 1992, and he is in many ways the godfather of the recent fad of pop economics, exemplified in the best-selling Freakonomics

Along with many colleagues at the legendary Chicago School of Economics, Becker’s achievement was to see that economics needn’t confine itself to studying markets. Economics, for Becker, was simply a particular way of understanding any social behaviour. What distinguished it from other social sciences was not its domain of study, but its guiding assumption that individuals will always act rationally to maximise their own satisfaction.

The implications of this are stark. All altruistic, moral, cultural or emotional behaviour becomes reconceived as the outcome of individual calculation. It is no longer just businessmen and traders whose behaviour can be understood in terms of rational self-interest, but that of politicians, parents and neighbours.

La web 2.0 representaría para Davies el traslado de los principios de eficacia y utilitarismo, la “racionalidad egocéntrica”, a ámbitos de las relaciones humanas hasta ahora no afectados por la economía:

Strange as it might sound, not least to Becker himself, he may also be considered the closest thing Web 2.0 has to an ideologue. The same spirit of adventure that characterises Web 2.0 is present in Becker’s work. But the two also share the same delusions about human beings, and it’s these that may be more consequential

It’s here that the connection with Gary Becker becomes plain. Where Becker took the utilitarian assumptions of economics and pushed them into areas of society seemingly untouched by rational self-interest, Web 2.0 takes the efficiency-enhancing capabilities of digital technology and pushes them into areas of society previously untouched by efficiency criteria.

Pero, en el resto del artículo Davies proporciona diversos ejemplos de lo evidente, que el comportamiento humano no siempre responde a cuestiones de pura eficiencia económica. De hecho, en muchas ocasiones los humanos son es claramente ineficientes en términos de racionalidad económica. También parece que confunde que se utilicen métodos económicos para comprender el comportamiento humano con que se expliquen estas conductas a partir, únicamente, de razones de una teórica racionalidad económica individual. Lo que no logra explicar en su artículo es la razón por la que considera que la web 2.0 es un caso de imperialismo económico y no de comportamiento que excede esa supuesta racionalidad. Sólo acierta a dejarnos esta “conclusión”, sin aportar evidencias, sobre la manipulación que supone la web 2.0, que se acerca mucho más a una teoría de la conspiración que a una hipótesis científica:

The irony is that Web 2.0 has been heralded as the dawn of a new era of community and togetherness. Through the financial eyes of a venture capitalist, this may appear to be true. For the rest of us, what this means is that community is now available to manipulate, choose and consume.

Quizás las razones, mucho más ideológicas que científicas, de Davies puedan entenderse en otros de sus artículos. Aunque trata de mostrarse como un heterodoxo de la izquierda (parece que ya no es moderno ser un ortodoxo en este ámbito) en el contexto británico, repite el ya un tanto ajado y maniqueo debate unidimensional entre izquierda y derecha. Este planteamiento le lleva a ciertos conlflictos cuando la complejidad del mundo excede esa visión unidimensional, que por lo demás afecta a buena parte de los políticos e intelectuales. Así alerta sobre lo que entiende como nuevos modelos de colectivismo de libre mercado utilizados para fomentar la innovación. Mientras que hasta hace poco el problema era el individualismo (asociado al liberalismo) que se oponía al “bien común” colectivo, ahora, como según Davies el liberalismo utiliza el poder de lo colectivo, la distinción individual-colectivo deja de ser relevante por que no se ajusta a los ejes ideológicos tradicionales.

Por cierto, tanto Gary Becker (lógico:) como  William Davies (sorprendente, incongruente?) tienen blog, el más helador de los corazones de la web 2.0.

2 comentarios

  1. … y algunos socialistas de mi país conducen carros de lujo. Pero la contradicción ideológica es otro signo de los tiempos.
    Excelente que apuestes por la complejidad, por el acercamiento de otras voces, por darle dinamismo a los debates y todos esos elementos que quizá tus «invitados» de hoy no ven en la web 2.0

  2. Una ayuda solicito
    ¿Existe en castellano el libro «The Death and Life of Great American Cities» de Jane Jacobs? Necesitaría la editorial o el ISBN o algo que me ayudara a buscarlo en librerías.
    Muchas gracias a todos.

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