Aunque no seamos conscientes nos conectamos emocionalmente con las ciudades, con los paisajes, con los países … a partir de su relación con las personas que pasan por nuestras vidas. Toda geografía es emocional … o es solo un mapa que no representa en realidad casi nada.
Hace poco descubrí como una geografía conocida se volvía dura al haberse desconectado del paisaje humano y los sentimientos en que siempre la había vivido. Pero al poco tiempo descubrí que esta desconexión era necesaria, aunque resultase dura, para redescubrir las capas ocultas de esos mapas, las que antes quedaban en un segundo plano. Al desaparecer lo que antes ocupaba todo el paisaje, por un momento permanecía un espectro del pasado, pero al rato empezaron a tomar vida las otras capas que vale la pena vivir intensamente.