Territorio = geología x infraestructuras x política

[Estas ideas son una introducción a un texto más largo sobre nuevos conceptos y modelos de ciudad y territorio en los que estoy trabajando en estos momentos]

La configuración urbana y territorial surge de una interacción compleja entre dos factores: geología y geografía por una parte y política (o urbanismo y ordenación territorial) por otra. Esta interacción no es lineal ni genera casi nunca los resultados planificados desde el urbanismo. Tampoco estos dos factores deberían asimilarse a lo natural y lo humano. En realidad la geología de un territorio se compone de estructuras naturales (lo que podríamos denominar infraestructuras ambientales) y de una geología “construida”, en particular las infraestructuras artificiales.

 La política trabaja sobre la geología natural y construida, pero a su vez la geología moldea los resultados efectivos de las estrategias políticas. Podríamos definir este sistema como “ecologías en red” tal como propone Kazys Varnelis [1]. Las “networked ecologies” serían “sistemas hipercomplejos producidos por la tecnología, las leyes, las presiones políticas, los deseos disciplinares, las restricciones ambientales y una miríada de otras presiones, agregadas y con mecanismos de retroalimentación” [2]. El diseño en este contexto es especialmente complejo, dado que estas ecologías en red se resisten y frustran las aproximaciones basadas en la planificación que han dominado el diseño de las metrópolis del siglo 20 [3]. Por tanto, la pretensión de la planificación se revela inútil ante la complejidad de los componentes e interacciones del territorio. El urbanismo o la ordenación del territorio, entendidos como diseño (desde las infraestructuras o los espacios urbanos hasta las normas y leyes) sigue jugando un papel principal pero su resultado será más efectivo si se contempla la realidad del escenario en que se debe desarrollar. Se trabaja siempre sobre un territorio pre-existente que debe ser comprendido. Por otra parte, el diseño territorial puede reforzar cierta dinámicas ya existentes pero su capacidad de oponerse a ellas es más limitada y casi siempre produce efectos inesperados y muchas veces perversos. Por tanto, el diseño se convierte en un arte de la complejidad que solo en parte es una disciplina técnica, y constituye un proceso continuo de aprendizaje basado en la experimentación a partir de intervenciones territoriales.

En estos momentos necesitamos una reinterpretación de las realidades urbanas y territoriales contemporáneas utilizando el paradigma de las “ecologías en red” y observando las prácticas cotidianas de los ciudadanos, más que indicadores agregados, en las escalas espaciales que son relevantes, y no en aquellas definidas con criterios políticos y burocráticos que en buena parte son ya obsoletos.

[1] Varnelis, Kazys (ed.) (2009). The Infrastructural City: Networked Ecologies in Los Angeles. Actar

[2] "hypercomplex systems produced by technology, laws, political pressures, disciplinary desires, environmental constraints and a myriad other pressures, tied together with feedback mechanisms”

[3] http://m.ammoth.us/blog/2010/03/reading-the-infrastructural-city-proposal/

 

4 comentarios

  1. Hice mi tesis sobre conflictos en los bordes urbano-rurales de Montevideo hace un par de años. Y cómo me hubiera gustado tener un concepto como «ecología en red»! Cuando buscas entender esos conflictos, te das cuenta de lo cortas que quedan esas tipologías y clasificaciones burocráticas, y de lo complejos y hasta terribles que pueden ser sus efectos.

  2. Hola Juan. Me surge una duda, no crees que la economía y sus flujos sería un tercer factor que configura el territorio?

  3. Para mi la economía está incorporada dentro de la política, entendida esta como el conjunto de acciones humanas sobre el territorio. Hace poco tenía un debate con gente que decía que ahora toda la política no es más que economía (basta ver el comportamiento de nuestros políticos). Po el contrario, yo defendía que la economía no era más que una parte de la política (basta ver la estrategia geopolítica y diplomática de grandes empresas, como por ejemplo el propio Google).
    En todo caso, tienes toda la razón, la economía y sus flujos son quizás las actividades humanas que más configuran el territorio.

  4. Juan, he empezado a escribir un comentario y al final me ha salido un post entero. Aquí en versión de mi blog http://wp.me/pYwZ0-hJ
    Y aquí lo transcribo por si te apetece leerlo. Es más fantasía que realidad, pero tal vez conozcas a alguien que trabaje sobre estos temas…
    Imaginad que tomamos una región como Catalunya con 32.000.000.000 m2 de superficie (pongamos 28.000.000.000m2 útiles) y unos 7M de personas. Convertimos a las personas en partículas distribuidas de manera uniforme sobre el territorio (distribución A). Saldría si mis cálculos no me fallan a 4.000m2 por persona, suficiente para que cada unidad familiar de 4 personas disponga de 16.000m2 -algo más de 1’5Ha- para su disfrute y autoconsumo. Por qué entonces nos molestamos en apiñarnos todos en megaciudades con edificios de 20, 30 o 100 plantas sin apenas verde ni sol? Qué sentido tiene?
    Para empezar a discutir (y por que me encanta dejar que se me vaya la olla) podemos imaginar que simulamos nuestro mundo de partículas-persona sometiendo a las partículas a diferentes tensiones para que se desplacen y modifiquen su distribución uniforme. Podríamos hablar de factores aglutinantes, factores limitantes y condiciones de contorno. Los primeros generan una aglomeración de partículas, los segundos la repulsión (siguiendo el principio de exclusión de Pauli o el de máxima distribución en los lavabos públicos de caballeros que llega a la misma conclusión sin tanta ciencia).
    Como factores aglutinantes podríamos tener:
    – la orografía: imitamos los movimientos tectónicos generando montañas y valles, y parametrizamos el rozamiento de estas partículas-persona de manera que desciendan por las pendientes creadas artificialmente. Tendríamos una primera aproximación natural a la distribución actual con menor densidad en las laderas y mayor en los valles y altiplanos (distribución B).
    – los recursos naturales: hídricos (ríos, lagos y acuíferos) o eólicos que actuasen como atractores de partículas debido a que proporcionan recursos (mejores cosechas, transporte fácil en una dirección, reservas de agua durante la sequía, generación de energía…) lo que generaría una (distribución C).
    – el comercio y el trabajo: las redes de comercio entre ciudades son un ejemplo de redes libres de escala. Pocas con muchos nodos, muchas con pocos nodos. A mayor tamaño, mayor efecto llamada, generando una (distribución D).
    Podríamos incorporar también los factores limitantes:
    -Los propios recursos de la región: energéticos, ambientales, educativos, de población tienen un límite. De nada sirve generar miles de universitarios si no hay empresas que los absorban o no se facilita y/o estimula la creación de las mismas. La movilidad y la productividad están estrechamente relacionadas, a 80 o a 120km/h. El transporte público tiene que ser realmente asequible, no un lujo como es ahora (un apunte. En mi casa, llevando a los niños al cole gasto 40€ al mes en carburante -asumo que ya tengo el coche-. Si vamos en transporte público gasto 240€ en tarjetas de metro/FGC -asumo que el tren circula igualmente con o sin nosotros).
    – Política: la distribución de estos recursos y de los servicios a la ciudadanía. En la lectura positiva, para evitar la despoblación se dedican recursos que garantizan unos servicios mínimos a la población autóctona que frena el efecto llamada (recomiendo leer La Caverna de Saramago sobre esta cuestión). En la lectura negativa, la población rural e mantiene para que alimente a la gran ciudad, sirva de vía de escape el fin de semana y vote convenientemente siguiendo una ponderación electoral un tanto extraña.
    Y las condiciones de contorno:
    – Las propiedades de repulsión/atracción de las partículas y su rozamiento. Las organizaciones (léase empresas principalmente) actuales no dejan de ser asociaciones de partículas bajo un NIF, moléculas con mayor o menor afinidad, que pueden intercambiar átomos (empleados) entre ellas, actuar solas, en pareja o como grandes conglomerados. El movimiento de las partículas se podría asimilar al proceso de emprendimiento y a las barreras para crear una economía con un elevado grado de reposición de productos (empresas que nacen y mueren, que prueban, que fracasan y aprenden).
    – Los límites de los campos de energía, es decir, hasta dónde podemos llegar en nuestro afán por tener naranjas cada día en la mesa importándolas de Chile. O la soberanía, preferimos generar nuestra energía y nuestro sistema de investigació o importarlo todo?
    Está claro que simular los factores iniciales es simple. Cuando entra en juego la socialización todo el esquema se complica. Como dice Juan Freire en su artículo se trata de simular las “networked ecologies” que serían “sistemas hipercomplejos producidos por la tecnología, las leyes, las presiones políticas, los deseos disciplinares, las restricciones ambientales y una miríada de otras presiones, agregadas y con mecanismos de retroalimentación”.
    No es tarea fácil, pero sí es imprescindible en nuestro caminar hacia territorios sostenibles.

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