Montanaislaglaciar

Hace unos meses se publicó el libro Montaña Isla Glaciar resultado del proyecto Correspondencia desde Eyjafjallajökull en que se aborda desde diferentes puntos de vista la idea de Europa. Ahora que se cumple un año del movimiento #15M en España y que el futuro de Europa parece tambalearse cada día quizás sea más oportuno que nunca recordar este proyecto y los textos que aparecen en el libro:

… tuvo su punto de partida en la erupción del ahora conocido volcán de Islandia. La irrupción de la nube de cenizas que paralizó el tráfico aéreo expulsada desde este punto instalado recientemente en el imaginario común geográfico nos sirvió para comenzar un proceso abierto en el cual hemos trabajado desde diferentes ópticas una reflexión sobre el malestar inscrito en la idea de Europa.

La publicación Montaña Isla Glaciar no pretende ser un estudio generalista de la actual situación europea. Se trata de un libro en el cual se congregan junto a los miembros del proyecto una serie de colaboradores creando un discurso polifónico. A pesar de que cada una de las propuestas se articulan en registros diferentes y desde perspectivas múltiples, todos comparten la intención de cuestionar el actual paradigma de la europeidad tal como nos la presentan.

El equipo coordinador del proyecto (Regina de Miguel, Antonio R. Montesinos, Carlos Ferández-Pello, Javier Fresneda, Lorenzo Sandoval y Eduardo Hurtado) trabajó con diferentes autores como John Holten, Markus Miessen, Urzula Wozniak, Alan Pauls, N. Malevé, L. Rasell, Emanuele Guidi, María Ptqk, Santiago Eraso y yo mismo. En mi caso mi texto pretende reflexionar sobre las posibilidades de reconstrucción de la idea, y la realidad, de Europa, a partir de fenómenos emergentes como son la cultura digital y las tecnologías sociales, el urbanismo basado en la participación ciudadana, la recuperación de los espacios públicos y, especialmente los nuevos movimientos ciudadanos.

El libro Montaña Isla Glaciar, editado por Broken Dimanche Press.  está disponible en Scribd tanto en su versión en español como en inglés. Este es el texto completo de mi capítulo (que en partes reutiliza textos publicados ya previamente aquí):

¿Reconstruir Europa desde las periferias? Una nueva ciudadanía agita las viejas estructuras políticas

La actual crisis global que comenzó en 2008 se inició como un agudo problema financiero y económico pero lleva camino de convertirse en un proceso de transformación radical socioeconómica y geopolítica. Sin embargo los cambios que se están observando en esta crisis no son más que el momento de emergencia de procesos que llevaban tiempo gestándose fuera del foco de atención de medios y políticos.

En el caso particular de Europa y en especial la Unión Europea, la crisis supone el acto final de un proceso de pérdida de relevancia geopolítica debido al poder creciente de potencias emergentes, como la cuenca del Indo-Pacífico o los BRICs, y su caída en un ensimismamiento que le impide conectarse con la nueva realidad. En las últimas décadas Europa ha estado más preocupada por sus propios problemas institucionales y por conservar sus hechos diferenciales, tanto internos como hacia el resto del mundo. A la vez ha continuado con una actitud ciertamente paternalista hacia otros territorios que se consideraban subdesarrollados bien por el estado de sus economías bien por la ausencia de regímenes democráticos.

Además, la construcción europea se ha realizado a modo de sucesivas capas de instituciones y administraciones que han incrementado la complejidad de la gobernanza al tiempo que ha alejado a la ciudadanía de los ámbitos de toma de decisiones. En estos momentos, los ciudadanos tienen escasa influencia directa sobre las decisiones que se toman en la Unión Europea y sigue sin existir una identidad europea clara y mucho menos una estrategia geopolítica, social o cultural con cierto nivel de coordinación y de visión común entre los diferentes países. Este déficit contrasta con la concentración de esfuerzos, en gran medida infructuosos, que se produce en 2010 y 2011 por dotarse de un gobierno financiero común.

Y mientras Europa se desconecta del resto del mundo y la Unión Europea hace lo propio con su ciudadanía, ciertas transformaciones ponen en cuestión aún más el modelo político actual a la vez que generan nuevas oportunidades para la participación ciudadana y una nueva gobernanza. Entre esos procesos destacaremos aquí el papel de la cultura digital y los movimientos ciudadanos que han surgido de forma global en los últimos tiempos (norte de Africa, Islandia, España, Chile, Israel …). Estos factores de cambio no deberían entenderse solo como amenazas para el estatus quo del sistema; es mucho más relevante lo que significan de oportunidades para la actualización de unas estructuras políticas en crisis. Mi hipótesis es que ambos procesos están íntimamente relacionados y representan nuevas formas de organización y participación ciudadana que a su vez inspiran una recuperación del espacio público y reclaman nuevos modelos de gobernanza.

¿Qué significa la cultura digital para el urbanismo y la participación ciudadana?

La tecnología digital en general e Internet en especial se han hibridado de forma íntima con nuestros comportamientos configurando un tipo de ensamblajes que denominaremos aquí tecnologías sociales. Estas podríamos definirlas como todo tipo de tecnologías (infraestructuras, hardware, software, servicios web) susceptibles de ser utilizadas para el empoderamiento y coordinación ciudadano, y especialmente para el desarrollo autónomo de proyectos colaborativos. Estas tecnologías son diseñadas de un modo abierto para maximizar las probabilidades de apropiación ciudadana que permita su reconfiguración y remezcla con usos diferentes a los ideados inicialmente por sus creadores. Por tanto una tecnología se convierte en social cuando existen comunidades de usuarios que las incorporan a sus prácticas cotidianas y les dan usos innovadores. Las tecnologías sociales son los vehículos que están haciendo posible una nueva forma de urbanismo que podríamos denominar emergente o P2P, por analogía con las redes de intercambio de archivos entre pares. Esta aproximación representa una forma alternativa de construir la ciudad, de abajo arriba y utilizando el conocimiento y la acción ciudadana (Freire, 2009). Se diferencia del urbanismo convencional o “top down” basado en el conocimiento experto y en procesos jerárquicos controlados por políticos, gestores y técnicos en los que la ciudadanía juega un papel pasivo.

Sin embargo, la tecnología digital ha posibilitado también la irrupción de un modelo urbano conocido como “smart cities” o ciudades inteligentes que en gran medida se contrapone al representado por las tecnologías sociales. Las ciudades inteligentes serían aquellas en que el despliegue de sensores de todo tipo, controlados por las administraciones públicas y grandes proveedores de servicios, permitiría monitorizar en tiempo real la vida urbana (clima, tráfico, flujos de personas, contaminación …), lo que posibilitaría una gestión mejor adaptada a las necesidades de la ciudadanía. Pero este concepto de ciudades inteligentes lleva implícito el modelo convencional (top-down, burocrático) de gestión urbana basada en la planificación en manos de expertos y políticos. Además esconde una nueva oportunidad de negocio para grandes corporaciones dedicadas a las infraestructuras y las telecomunicaciones, que son las que están alentando muchos de estos proyectos que suelen ser poco convincentes sobre los servicios de valor añadido que aportará a los ciudadanos la incorporación de la tecnología "smart" a las ciudades. Por último, en una “smart city” se acabaría por ampliar la capacidad de control de la ciudadanía y disminuir el potencial de participación ciudadana al incrementar la aparente complejidad y el automatismo en la toma de decisiones.

En estos momentos el problema del urbanismo no es la tecnología sino el modelo de ciudad, de gestión urbana y de gobernanza que se plantea. En este sentido, el modelo "smart cities" incorpora sutilmente un argumento conservador y perverso: la complejidad de las ciudades y de su gestión hace imprescindible la existencia de una planificación centralizada que controle todos los procesos. En realidad este argumento busca mantener e incluso fortalecer el status quo de políticos, gestores y proveedores de servicios e infraestructuras. Sin embargo, esta línea argumental olvida que la planificación centralizada también presenta limitaciones evidentes y ha fracasado en muchos ámbitos generando disfunciones en la vida urbana (desde burbujas inmobiliarias a la congestión por predominio del automóvil particular en el transporte pasando por la eliminación de la diversidad por la zonificación de usos).

Por otra parte, el enfoque emergente o P2P al urbanismo ha demostrado en los últimos años su capacidad de acción, desarrollo de proyectos autónomos y negociación con el poder por parte de la ciudadanía. Entre los referentes que demuestran la viabilidad y capacidad transformadora de este enfoque nos encontramos con proyectos y acciones en el ámbito de la tecnología e información: el movimiento de datos abiertos (“open data”) y el desarrollo de aplicaciones cívicas; el despliegue de redes de sensores distribuidos y la creación de plataformas de gestión de sensores y bases de datos (como Pachube); desarrollos tecnológicos de sensores para abaratar su coste y ampliar su espectro de variables registradas (con todas las posibilidades que abre el hardware abierto como Arduino); el desarrollo de infraestructuras ciudadanas (como la red wifi de guifi.net); y de info-estructuras ciudadanas (desde wikipedia hasta FixMyStreet u OpenStreetMap). En el ámbito de la participación ciudadana nos encontramos con un número creciente de colectivos practicando urbanismo local (comunidades donde se reúnen profesionales, amateurs y usuarios) con el objetivo de recuperar o crear espacios públicos y dotarlos de actividad, como los  que han sido catalogados recientemente para el caso español en la monografía Deseo de Ciudad (García-Rosales, 2010).

Movimientos ciudadanos: La crisis en Europa y las “primaveras árabes”

Mientras el corazón de Europa languidece, sus periferias geográficas y sociales se convulsionan y generan movimientos de reacción que acaban construyendo un programa de cambios para lograr nuevas formas de gobernanza. Podemos identificar algunos eventos que simbolizan este proceso. Quizás el primer evento debamos situarlo en Islandia donde ya al inicio de la crisis, que en ese pequeño país ha sido especialmente virulenta, la población toma partido activamente para rechazar el pago de las pérdidas que la quiebra de los bancos nacionales generó a bancos y ahorradores principalmente británicos y holandeses. De esa negativa se desencadenaron cambios políticos que acabaron en gran parte con las estructuras políticas tradicionales y una serie de iniciativas legislativas innovadoras destinadas por ejemplo a proteger la neutralidad de la red o la libertad de expresión en internet. Quizás el último símbolo de este cambio profundo en este país ultra-periférico es el proyecto colaborativo para la nueva constitución, lo que ha venido denominándose una “wikiconstitución”.

Sin embargo quizás el movimiento más sorprendente ha surgido en la periferia externa situada en la frontera sur de Europa. Se trata de las conocidas como “primaveras árabes” que son revoluciones ciudadanas, que han desembocado casi siempre en conflictos violentos y guerras y que han provocado la caída de varios gobiernos dictatoriales en el norte de Africa (como Túnez, Egipto o Libia) y mantienen activos conflictos en otros países, y especialmente en Siria. En todos estos casos, las tecnologías sociales (soportadas muchas veces sobre redes sociales comerciales) han sido instrumentales e imprescindibles para permitir la organización de las acciones de los activistas. Estos conflictos han aportado luz de algún modo el debate que personificaron Evgeny Morozov y Clay Shirky (Morozov, 2011; Shirky, 2011). En las sociedades no democráticas se produce una tensión entre el uso de la red para el activismo y para el control gubernamental. Morozov defiende que en los regímenes dictatoriales la tecnología digital otorga más ventajas al poder que a los activistas, mientras que Clay Shirky ha defendido una postura opuesta. Tras una fase en que las denominadas revoluciones animadas desde Internet (Ucrania, Moldavia, Birmania …) acabaron sofocadas por los gobiernos dictatoriales y en que la sofisticación e intensidad de los sistemas de censura digital han crecido enormemente en países como China, lo sucedido en el Norte de Africa nos indica la posibilidad real de que la tecnología  empodere más a la ciudadanía que a los regímenes opresores.

En España el movimiento #15M o #spanishrevolution (descrito por Corsin Jiménez & Estalella, 2011) es de algún modo heredero de lo sucedido antes en Islandia y el norte de Africa y se inspira en estos conflictos en cuanto a su organización y estrategias de comunicación. Este movimiento es el resultado inevitable de la desconexión entre la realidad ciudadana y la política convencional. Esto es algo que, por otra parte, siempre ha sucedido en mayor o menor medida. Las élites siempre han intentando monopolizar las agendas, mantener las distancias y controlar los canales de comunicación, o sea su relación con los ciudadanos y la capacidad organizativa de estos. El resultado es un sistema unidireccional (unos pocos hablan, la masa escucha), una población con muy escasa autonomía (que solo usa para reaccionar, nunca se sale de la agenda definida desde el poder) y unas élites autoritarias y paternalistas. Quizás este estado de las cosas está empezando a desmoronarse.

En estos movimientos, la tecnología ha jugado un papel esencial como faciltador. Ahora la ciudadanía cuenta con herramientas para organizarse sin los intermediarios convencionales (desde los políticos a los medios de comunicación) y empieza a entender que puede salirse del estatus quo. La cuestión, que siginifica un reto para los políticos, es que el uso de la tecnología está pasando de ser instrumental a ser el síntoma exterior de un profundo cambio cultural. Las "redes sociales" han sido instrumentales y al tiempo han sido el símbolo de las redes de personas capaces de generar narrativas propias (al margen de los medios) y de movilizarlas (hacer márketing) para provocar un movimiento ciudadano. Estas narrativas son transmediáticas, nacen en Internet y ocupan el espacio y el debate público de forma viral. Mientras las narraciones de los políticos siguen siendo sospechosamente parecidas a las que podrían salir de un plató de una televisión o de una agencia de publicidad.

Estos movimientos no son más que un síntoma (y no es el primero) de un malestar y de una nueva forma de acción ciudadana. En el caso del movimiento #15M ha durado unos pocos meses pero resurge en muchos otros que abordan una enorme diversidad de problemas con una actitud más propositiva y no solo reactiva como en la fase inicial. Los políticos se enfrentan a ciudadanos (muy bien) organizados en redes informales (difíciles de "ver" con los ojos convencionales) con creatividad y capacidad para desarrollar proyectos autónomos.

Estos movimientos ciudadanos que surgen por las periferias europeas representan un nuevo paradigma de organización y acción caracterizado por: los ciudadanos auto-organizados se enfrentan a los poderes políticos y sus lobbies económicos (y mediáticos) asociados; son movimientos reactivos pero con propuestas básicas; se reclama un cambio en el poder político, pero sobre todo nuevos espacios para el debate democrático; se organizan como redes: descentralizadas, sin liderazgos claros, organizadas en Internet jugando un papel muy relevante las redes sociales; utilizan las nuevas narrativas transmediáticas; y significan la re-apropiación ciudadana del espacio público en un movimiento de los espacios digitales a las plazas.

Retos presentes y futuros

La confluencia y sinergias de las transformaciones propias de la cultura digital y de los movimientos de activismo ciudadano chocan con las formas tradicionales de entender el urbanismo y la política. Este conflicto podría ser la semilla de innovaciones sociales y políticas si se resuelven una serie de retos entre los que nos detendremos aquí en la cuestión de la recuperación del espacio público y la construcción de una nueva gobernanza que combine las aproximaciones “top down” y bottom-up”. 

Algunas ideas para la recuperación del espacio público

La necesidad de espacios realmente públicos como lugares de encuentro y debate ciudadano y las posibilidades de ampliación de esos espacios mediante tecnologías digitales nos llevan a identificar una serie de acciones que permitirían acelerar este proceso, entre los que destacaría:

  1. Recuperar la densidad y diversidad en las ciudades; recuperar el modelo de ciudades compactas con mezcla de usos en todas las escalas espaciales. Los espacios públicos necesitan una masa crítica de uso y diversidad para resultar atractivos para la ciudadanía y que sean capaces de generar procesos creativos. 
  2. Facilitar la movilidad ciudadana dado que aumenta la densidad y diversidad efectivas al incrementar las probabilidades de encuentro, además de mejorar la calidad de vida de las personas. 
  3. Rediseñar los espacios públicos para el encuentro y la convivencia y no para el flujo. Por tanto las mejoras en movilidad no deben hacerse en detrimento de los usos verdaderamente comunes de los espacios públicos. 
  4. Desarrollar tecnologías sociales (tanto infraestructuras como plataformas para la producción de conocimiento y organizaciones ciudadanas autónomas capaces de acción colectiva), que permitan a los ciudadanos apropiarse de modo efectivo de los espacios públicos (entendidos un sentido amplio, como espacios híbridos resultado de la interacción del espacio físico y digital)
  5. Desplegar redes de laboratorios ciudadanos, donde se facilite el desarrollo de proyectos colaborativos que aborden los problemas y oportunidades locales y que funcionen como plataformas que facilitan la innovación social. Estos laboratorios serían, y ya lo son en muchos casos, pequeños espacios distribuidos por el territorio; centros hiperlocales en el sentido de permitir el trabajo a pequeña escala pero dentro de redes globales gracias a la tecnología digital. Estos laboratorios desarrollan un programa abierto adaptado a los intereses y necesidades locales para los que aportan recursos materiales, intelectuales y organizativos. Por tanto podríamos definirlos como espacios de colaboración entre ciudadanía, agentes culturales, científicos y tecnólogos, y entre profesionales y amateurs. Y al tiempo serían mediatecas vivas donde se documenta en continuo toda su actividad y creaciones y que trabajan en red para crear bases de conocimiento abierto. 
  6. Impulsar iniciativas de datos abiertos, al menos utilizando todos aquellos generados con financiación pública, sobre todo tipo de cuestiones que afectan a las ciudades. Promover la reutilización de estos datos por todo tipo de agentes (colectivos sociales, investigadores, empresas …) para generar aplicaciones útiles en el control democrático de las instituciones, políticos y gestores, para la mejora de la gestión pública y para desarrollar innovación social, producción cultural y actividad económica.

Gobernanza “top down” vs. “bottom-up”. Sobe los límites de la tecnología social

La recuperación del espacio público y la resolución de la desconexión entre la ciudadanía y las élites gobernantes hacen preciso reinventar la gobernanza urbana, en el sentido de promover procesos "de abajo a arriba" hasta descubrir sus límites; para posteriormente establecer procesos de negociación de la ciudadanía con el poder político y los técnicos y gestores para definir los modelos de gobierno a las escalas de mayor complejidad.

Los diferentes proyectos de tecnología social [1] demuestran la capacidad de coordinación ciudadana que permite la tecnología y que facilita el desarrollo de proyectos que pasan de la crítica a la acción constructiva. Las tecnologías sociales permiten crear y gestionar recursos e infraestructuras, producir y difundir conocimiento de todo tipo, y coordinar agentes diversos para generar nuevas economías más inclusivas y sostenibles. En Las “revoluciones árabes” o el movimiento #15M en España los colectivos organizados en y desde Internet realizan de modo muy efectivo activismo en contra de los poderes políticos y mediáticos con resultados inimaginables hasta hace poco tiempo.

La agenda pasa ahora por dos cuestiones básicas. Primero, identificar las razones y factores que permiten maximizar la eficacia y capacidad de coordinación de la tecnología social. Y en segundo lugar, una vez aprendamos de un modo colectivo y experimental como diseñar proyectos basados en tecnologías sociales, cabe preguntarse por los límites: ¿qué grado de complejidad pueden alcanzar los proyectos ciudadanos soportados y empoderados por tecnología social?, ¿hasta dónde pueden llegar estos proyectos?, ¿qué cambios sociales, políticos y económicos son capaces de provocar?

Los poderes políticos acostumbran a señalar las limitaciones de los proyectos basados en tecnologías sociales para justificar modelos basados en el control centralizado y en el conocimiento experto. En lo referente al urbanismo se hace preciso la integración de los modelos emergente (basado en tecnologías sociales) y planificado (que genera “smart cities”). Para lograr este objetivo es precio son primer lugar generar una infraestructura y organización ciudadana que sea capaz de "construir ciudad" y llegar tan lejos como sea posible (en escalas espaciales y de complejidad), para a continuación incorporar a los proveedores de infraestructuras y servicios en este marco (al contrario de lo que sucede en el modelo "smart cities" en que son los proveedores los que crean el marco de referencia). Solo una vez alcanzados estos posibles límites sería necesario explorar en que escalas espaciales y de complejidad es necesario discutir, negociar y, en último término, diseñar sistemas de gobernanza que incorporen a la ciudadanía y sus organizaciones por una parte y a los políticos, gestores e instituciones públicas por otra.

Posiblemente estamos entrando en una fase en que se revitalice la política pero está se haga desde modelos muy diferentes a los convencionales. Seguirán existiendo partidos que seguirán manejando una parte del poder, pero tendrán que enfrentarse y/o negociar y colaborar con movimientos cívicos que harán política activa y propositiva desde los espacios públicos (urbanos y digitales). Para entender esta nueva gobernanza quizás deberíamos empezar a mirar más hacia Islandia o el norte de Africa y menos a Bruselas o Washington.

Bibliografía

Corsin Jiménez, Alberto & Adolfo Estalella (2011). #spanishrevolution. Anthropology Today 27:19-23.

Freire, Juan (2009). Urbanismo emergente: ciudad, tecnología e innovación social – Emerging urban planning: city, technology and social innovation. En: Paisajes Domésticos / Domestic Landascapes, Vol. 4 Redes de Borde / Edge Networks, pp. 18-27. Ed. SEPES Entidad Estatal de Suelo, España.

García-Rosales, Cristina (ed.) (2010). Deseo de ciudad: Arquitecturas revolucionarias. Mandala Ediciones.

Morozov, Evgeny (2011). The net delusion: The dark side of Internet freedom. PublicAffairs

Shirky, Clay (2011). The politicla power of social media. Technology, the public sphera and social change. Foreign Policy, January / February 2011.

[1] documentados en http://tecnologiasocial.tumblr.com/

10 comentarios

  1. Desde luego Juan, vaya tela en los fregaos que te metes. Algún día deberías contarnos en un artículo como lo haces. Me mando el artículo al instanpaper para leerlo con más tranquilidad. Gracias por tus reflexiones.

  2. Juan, ¿Hay alguna manera de descargarlo para leer en el iPad? He visto que Scribd no tiene app y me apetece leer el libro…

  3. Juanan, un día te lo cuento delante de un café … aunque hay poco truco.
    Rafa, Scribd permite descargar el pdf (aunque en la versión en español esta tarde no funcionaba el enlace) y de ahí al iPad. Y por cierto la usabilidad de Scribd es increíblemente mala.

  4. Yo también estoy interesado en saber si se puede leer desde Ipad, si llegáis a alguna conclusión por favor comentad la.

  5. Encontré el blog en Google y no he podido evitar fijarme en este artículo. Enseguida me di cuenta de que a este blog se le dedica un tiempo considerable. Quisiera felicitar a Juan por tan buen aporte y por tan buen blog en general.

  6. Juan, como siempre magnífico análisis.
    No obstante te propongo dos miradas complementarias posibles:
    1. Respecto a la cuestión de las smart citys, creo que hay una visión excesivamente negativa del asunto en los círculos ciudadanos gestionados con tecnología social. He asistido a múltiples exposiciones de empresas que se ocupan de este tipo de propuestas, y no tengo tan claro que su vocación sea la de controlar la vida de la ciudad de un modo centralizado y burocrático. Más bien es una cuestión tan sencilla como la siguiente: el urbanismo extensivo generado en las últimas décadas hace poco rentable la creación de nuevas redes de infraestructuras de abastecimiento, por lo que proponer modelos de autogeneración y autogestión energética no es más que una manera de ahorrar costes. Por otra parte, el desembolso económico que estas empresas realizan en el campo de la investigación es ingente. Y aunque su objetivo siempre es aumentar sus beneficios, esto no tiene por qué ser incompatible con los beneficios sociales. En este caso concreto, tengo la sensación de que, en el caso de las ciudades consolidadas, la implantación de este tipo de tecnología tiene más que ver con una optimización de sus propios recursos que con el control de la población a través de una estructura centralizada. De hecho, de lo que se trata es de que la gestión energética sea compartida por usuarios y empresas de servicios energéticos. Es un caso más de «proconsumo», en el que el usuario debe participar activamente para genera un producto rentable para las empresas. Pero en este mismo proceso, el consumidor se convierte en un autogestor de sus consumos, controlando lo que consume, cómo lo hace, cuando lo hace y con qué consecuencias.
    2. Respecto a las tecnologías sociales, es cierto que lo sucedido en la «primavera árabe» es un motivo de esperanza para el mundo en general. Pero también hay teorías que sostienen que este hecho no se ha producido casualmente y que si se ha tenido ese acceso a las redes tan masivo, ha sido porque «se ha favorecido» desde…»occidente»? Bueno, esto es complicado. Pero algunos economistas mejicanos (buena situación estratégica para analizar las cuestiones geoeconómicas!), entienden que lo que está ocurriendo con el norte de África es un proceso de transformación de la población en consumidores potenciales. De igual modo que ocurrió con nuestro propio país en los años 60-70, donde se produjo un apoyo claro por parte de Europa y EEUU para facilitar el paso de una dictadura a una democracia (sólo posible a la vista del devenir histórico del siglo XX, si se transforman los ciudadanos en consumidores), podríamos pensar que una de las vías para salir de la crisis actual para muchos países (no la única por supuesto), es colonizar a través del consumo nuevos territorios. Para ello es necesario aportar a sus (todavía) ciudadanos, herramientas para la transformación social.
    Bueno, por supuesto estas reflexiones también son parciales y habría mucho que matizar, pero no quería dejar de aportar esta visión complementaria a tu magnífico artículo. Gracias por tu blog!

  7. Jose Gil Hernández

    Somos un grupo de personas activas que colaboramos con el 15 M en las diferentes provincias de Castilla y León.
    Estamos muy preocupados en desenmascarar los abusos del PP en relación con el medio ambiente, pues sus políticas contra la naturaleza y la salud son obvias pero necesitan apoyo y actuaciones solidarias.
    Por ello y contra ellos, por favor firma y divulga entre tus conocidos estas dos:
    http://www.change.org/es/peticiones/contra-los-macroconciertos-y-en-favor-del-parque-natural-de-gredos-espa%C3%B1a
    http://www.change.org/es/peticiones/no-al-transformador-en-calzada-vieja

  8. No creo que las redes estén libres de la manipulación de los poderes, sean estos los que fueren. Seguro que usan infinidad de recursos para adelantarse, o al menos intentar manipular las redes o cualquier otro tipo de iniciativa que les pueda interesar.

  9. Muy potente el artículo, muy potente, sobre todo el concepto que se maneja en cuanto a lo discordante, sea quien sea la persona, sobre lo mal de las cosas, quiero decir que muchos sonidos discordantes y diferentes «unidos al concepto final» no es difícil en cuanto a la critica negativa. Pero, y pero, y no estoy para nada exagerando, es mas, lo he meditado mucho, «creo que esta crisis es ficticia, creo que ha sido hecha a propósito para generar aún mas concentración de capital», aparte de tomar el control financiero de los Estados. El que los bancos reciban créditos al 1% y se lo presten al Estado al 6% es bastante raro, entre otras cosas por que la Banca Global, excepto los emergentes, esta totalmente quebrada. El papel no es ni el 1% del dinero que adeudan, y encima, es casi todo electrónico. Te felicito como siempre, Don Juan, temas candentes y muy trabajados. Si quieres, visita mi nuevo Blog, lo estoy haciendo con mucha pasión y cariño: http://www.piensaenforma.com .

  10. I think it’s a very good project but Europe today have other priorities to worry about, things that are much more urgent, at least for the government. Maybe in a few years to worry about other things but I think that the president of Spain right now just thinking about how to do to look good standing after all the demonstrations and street violence. Like Spain is a country that has recovered from many important problems.
    Regards,
    Joe | Recetas Faciles

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