Casi al tiempo que nacía Piel digital en Soitu.es, aparecía La piel digital de las ciudades en el blog Ciudades enredadas de ADN.es. Es una coincidencia temporal pero no una casualidad, refleja dos ámbitos de nuestras vidas que están siendo modificados de un modo radical por la tecnología en general y por Internet en particular y que me interesan especialmente.
En Soitu.es explico ¿Por qué “Piel digital”?. La respuesta es simple dado que, como añado en el blog, “la tecnología nos hace humanos“:
La idea de piel digital no es nueva y ha sido utilizada recurrentemente por arquitectos y urbanistas interesados en los usos e impacto de de las tecnologías de la información sobre las ciudades y la vida urbana. Fue un concepto que utilicé en la ponencia Del procomún analógico a los nuevos espacios públicos híbridos que presenté en el MediaLab-Prado de Madrid y que tuvo cierto éxito, al menos por el debate que suscitó. En Piel digital pretendo desarrollar esta idea más allá del contexto urbano. Lo cierto es que, del mismo modo que nuestras ciudades y territorios se cubren con una “fina piel” invisible de datos digitales y flujos de telecomunicaciones, nosotros mismos vivimos con una segunda piel electrónica. Es una piel intangible y metafórica derivada de nuestro uso intensivo y dependencia casi absoluta de la información digital y de los interfaces de interacción con otras personas y objetos. Ya no solo nos comunicamos con personas utilizando canales digitales, pasamos buena parte de nuestro tiempo interaccionando con objetos. Esos objetos eran ntes casi exclusivamente “ordenadores”, pero los procesadores están empezando a “huir” de los viejos PCs y a instalarse en todo tipo de artefactos. Al tiempo, surgen tecnologías, como las marcas RFID, que permiten a esos objetos inteligentes (dotados de procesadores) y a sus usuarios interactuar con otros objetos aún “acerebrados” para ya localizables, identificables y enlazables. Como resultado final, del mismo modo que los espacios públicos urbanos son ya híbridos superando la distinción entre los espacios físicos tradicionales y los nuevos espacios públicos digitales, nuestra realidad analógica se combina con nuestra experiencia digital convirtiéndonos en ciborgs de lo cotidiano. Como humanos creamos tecnología y, al tiempo, nuestra naturaleza humana es consecuencia de los usos que hacemos de esa tecnología. No podemos escapar a esa realidad si no queremos huir de nuestra propia esencia. Pero del mismo modo no podemos “abandonarnos” a la utopía tecnológica. La tecnología no es necesariamente buena ni mala; su efecto sobre nuestras vidas dependerá de quienes, como y para que nos apropiemos de los artefactos y técnicas que diseñamos e inventamos. Por eso este blog es una invitación a entender como la tecnología nos hace humanos, como nos apropiamos de ella, la pervertimos y creamos usos insospechados que favorecen nuestro desarrollo … o crean nuevos problemas sociales.
Complementeriamente, en Ciudades enredadas llevo ya un tiempo explorando la La piel digital de las ciudades:
… con la llegada de Internet y de las redes de telecomunicaciones móviles en una opción para la reapropiación de los espacios públicos urbanos por parte de los ciudadanos. En una nueva realidad híbrida, en que lo físico y lo digital se funden en un único espacio, se hace cada vez más urgente el diseño de infraestructuras y servicios para la construcción de capas de información digital sobre los espacios físicos. En España, el colectivo Hackitectura.net, desde Sevilla, son pioneros trabajando en esta línea y reinventando el concepto de arquitectura. Uno de sus miembros, José Pérez de Lama, aka osfa, publicaba en mayo de 2007 en la revista Neutra un artículo sobre Espacio público y flujos electrónicos. Acerca de ciertos recursos urbanos intangibles. Citando a Henri Lefebvre y su The Production of Space (más aquí) realiza una propuesta sorprendente procediendo de un arquitecto, pero especialmente lucida dado que sustituye la centralidad de lo tangible en los espacios públicos por lo intangible, la peil digital que recubre nuestras ciudades:
La arquitectura, en su sentido más tradicional, es relevante, pero no central. El espacio, en el sentido que le daría al término Lefebvre, se construye, sobre todo, con componentes que aquí podríamos llamar intangibles: flujos electrónicos, interfaces, audio, proyecciones, palabras, cuerpos, el paisaje en que nos emplazamos. … La combinación de tecntónica y electrónica …
Como el mismo Pérez de Lama plantea en “Como el agua”, los flujos de datos se convierten en la ciudad contemporánea en el equivalente al agua en la antiguedad.Un recurso imprescindible que necesitamos de forma ubicua y continua para que la vida urbana se pueda desarrollar en condiciones óptimas…