Luchador de wrestling, DJ o ingeniero de Fórmula 1

Hoy mi hijo pequeño nos mostró que está madurando. La adolescencia acecha y sus expectativas cambian. Se acabo el deseo de ser futbolista. A la pregunta de a qué querría dedicarse en el futuro contestó con tres opciones: luchador de wrestling, DJ o ingeniero de Fórmula 1. Al parecer cualquiera de las tres le gustaría y en principio su decisión dependería de cuestiones puramente financieras.

Las tres opciones tienen mucho en común: las tres son parte de un modo u otro de las “artes performativas” y las tres son profesiones que “no existen” desde el punto de vista académico. Hace unos años seguramente un padre trataría de borrar de la cabeza de un hijo unas ideas tan peregrinas y trataría de encauzarlo hacia profesiones “serias” en las que se pudiese formar en nuestro sistema educativo.

Ahora ya no. El presente es mucho más complejo, difícil, interesante y divertido. Al oír a mi hijo pensaba en como debería abordar esos objetivos. Y en ese momento descubrí otra similitud: en los tres casos mi hijo podría empezar a aprender ya, de forma autónoma y apoyándose en contenidos de acceso abierto y comunidades de práctica. En algún caso precisaría continuar esta fase con otra académica, en otros no, pero no hay razón para no empezar a explorar el futuro y a probar una y mil veces mientras desarrolla habilidades de todo tipo.

Después de un profundo análisis llegamos a la conclusión de que, al menos en este momento, la opción más atractiva, segura y razonable es empezar una carrera de DJ (puede que estuviésemos influidos porque en ese momento en el coche sonaba David Guetta). A mi me parecía poco y le propuse que esa fuese solo una primera fase para convertirse en VJ e incluso explorar disciplinas emergentes con el video mapping. Me preguntó como hacerlo (solo está empezando a descubrir Internet); la única respuesta que me pareció razonable fue: “descárgate programas y música y empieza a aprender; busca sitios donde la gente discuta sobre este tema … y ábrete un blog para ir contándotelo a ti mismo y de paso a los demás”.

Si soy sincero, siempre he querido aprender el arte de mezclar música y video. Ahora sueño con que mi hijo me enseñe.

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