Los futuros brokers de conocimiento: ¿existe una política de la web 2.0?

Pensando en los [m]odelos de uso y negocio de Internet en el futuro inmediato, y al hilo de mi intervención y algunas de las conversaciones mantenidas en Renacer’07, creo que existe una tendencia mucho menos visible que las citadas en ese post pero que, posiblemente, primero genere cambios de más profundidad en los usos y negocios que se organicen alrededor de Internet, y como consecuencia tenga importantes implicaciones en el funcionamiento de nuestras sociedades.

Ante el crecimiento exponencial de la creación de contenidos por los usuarios de la web 2.0, surge el nuevo problema de como gestionar la abundancia. Mientras muchos usuarios optarán por una estrategia de creación de filtros y agregadores personalizados, otros usuarios así como la mayor parte de las organizaciones de todo tipo se encontrarán (al menos por un tiempo más o menos largo) absolutamente perdidos en este océano de información. Así, surgirán nuevos intermediarios que incorporen la capacidad de organizar y visualizar información (aunque esto no sea por si mismo suficiente) explorando las nuevas fuentes digitales, al tiempo que se conviertan en estrategas que transforman esta información en conocimiento prospectivo útil para usuarios y organizaciones. Posiblemente estos nuevos modelos de negocio se basen en modelos de crowdsourcing (con sus luces y sombras), para explotar bases de información ingente de un modo rápido y eficiente creando numerosos productos adaptados a nichos muy específicos (en el límite, probablemente, “mercados de uno”).

Estos nuevos brokers de conocimiento podrían acabar por convertirse en figuras clave que influyan decisivamente sobre decisiones empresariales y políticas. Esto nos lleva a preguntarnos por el significado político de la web 2.0. Más allá de un nuevo paradigma tecnológico, la web 2.0 es un caballo de Troya que modifica significativamente las formas de interacción entre personas. La tecnología nos hace humanos y por ello condiciona de un modo radical las relaciones de poder y autoridad. Por tanto, cabría hacerse una serie de preguntas, que por ahora no han sido contestadas (¿está este futuro aún en construcción?), sobre el la política de la web 2.0:

  • ¿empodera la web 2.0 realmente a los usuarios y los libera de jerarquías o crea nuevas autoridades aún más poderosas, y sutiles, que las tradicionales?;
  • ¿favorece la web 2.0 la sinceridad en la comunicación, como algunos defienden?, ¿nos lleva a un mundo de ficción y engaño absolutos en manos de los brokers más poderosos, como nos alertan algunos ejemplos?, o por el contrario ¿nos encontraremos con una realidad más compleja y difícil de manejar?;
  • ¿la evolución de usos de la web 2.0 es una cuestión únicamente de evolución tecnológica o depende de decisiones “políticas” de ciudadanos y organizaciones?, ¿dejamos el futuro en manos de una aséptica evolución tecnológica o necesitamos tomar conciencia de nuestra libertad y responsabilidad para convertir las oportunidades tecnológicas en mejoras en nuestras vidas?, y
  • ¿reinventa la web 2.0 los mecanismos económicos superando el mercado, al liberar a la mayor parte de las interacciones humanas de dependencia financiera, o lleva a su máxima expresión la economía de mercado al convertir (casi) todas las interacciones en transacciones económicas o de reputación?, y, aún más importante ¿que sociedad preferiría la gente: market free” o “free markets?.

 

5 comentarios

  1. Me marean las preguntas. Necesito tomar un poco de aire y también necesito un poco más de tiempo para pensar respuestas. Lo jodido, como casi siempre, son ese tipo de preguntas.

  2. A mi me sucede lo mismo. Pero quizás sea el momento de empezar a pensar si esas son las preguntas (o al menos algunas de ellas) y si existen respuestas.

  3. Existe una profesión que desde su nacimiento se dedicó a la intermediación entre las necesidades de información de los clientes/usuarios y los documentos que contenían dicha información. Antes gestionaban la escasez, la dificultad en la consecución, la materialidad física del documento, la descripción para facilitar el acceso. Ahora empieza a gestionar la abundancia, la irrelevancia de la mayoría de los documentos, la inmaterialidad… pero siguen siendo intermediarios de información.
    ¿Sabrán los bibliotecarios-documentalistas dar el salto y mantenerse en la cresta o acabarán desapareciendo junto con los documentos en papel?

  4. Si, yo también percibo esta tendencia hacia buscar formas de organizar y mostrar todos estos contenidos. Ante tanta infotoxicación como diria A. Cornella, hace falta metainformadores y personas que creen sintesis. Me cuesta expresarlo en palabras como tu haces, pero lo siento así, y en mi labor como bloguer lo trato de expresar a diario en ejemplos, junto a el uso de vídeo, el RSS, lo local, …
    Y esto tendrá implicaciones mediaticas … como siempre, con sus pros y sus contras … O sobre todo con la idea de que toda evolución hacia una mayor complejidad resuelve unos problemas y crea otros nuevos.
    Y claro, si a la evolución tecnológica no la acompaña una maduración en nuestras formas de pensar y vivir, la web 2.0 no servira de nada. Por ello siento que el factor humano es clave, el aprender a colaborar, a vivir, a emocionarse, a compartir el poder, …
    Sin ello estamos vendidos, y la web 2.0 será usada para mantener los nichos de poder actuales. Pero por suerte, yo si creo en el megausuario comprometido y en red, que gestiona y sintetiza conocimientos, y que ganan poder para regalar al servicio colectivo.
    ¿Tu conoces algunos ejemplos de estas personas, verdad?

  5. Juan, hay un librito que leí hace tiempo que habla de las nuevas jerarquías de la red: NETOCRACY (http://www.amazon.com/Netocracy-Power-Elite-After-Capitalism/dp/1903684293). Recuerdo que en su momento me gustó mucho. No sé si me gustaría ahora… voy a recuperarlo…

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