El próximo miércoles 7 de mayo participaré en la Jornada Leer en pantallas – Edición sostenible, que como parte de la Feria del Libro Sevilla’08 organiza el Servicio de Publicaciones de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía con la colaboración de dosdoce.com.
La jornada tiene como objetivo reflexionar sobre los diferentes retos del mundo del libro, tales como la eco-edición, la digitalización del libro, el papel de las nuevas tecnologías en el fomento de la lectura y la promoción del libro, el futuro de las bibliotecas y las librerías, la publicación de contenidos bajo licencias copyleft, entre otros.
Estamos viviendo un cambio de época donde la manera de transmitir el conocimiento, que tradicionalmente estaba basado casi exclusivamente en los libros y la prensa escrita, empieza a complementarse con otros soportes de lectura y canales de comunicación digitales. Durante una o dos generaciones no van a desaparecer los libros en tapa dura, ni los de bolsillo, ni la prensa escrita. No obstante, todos estos soportes de lectura sufrirán múltiples transformaciones a muy corto-medio plazo.
La jornada incluye cuatro mesas redondas que entran de lleno en el impacto de la tecnología y cultura digital en la industria editorial y la “cultura del libro”. En mi caso, junto con Juan Varela, Elena Lisón y Javier de la Cueva. hablaremos sobre las tendencias en derechos de autor y el Copyleft.
Las jornadas se celebran en la sala Apeadero del Ayuntamiento de Sevilla y este es el programa:
10:00 a 11:30 – Mesa redonda sobre los beneficios de la edición digital
- Luis Collado, Responsable de Google Books Search España
- Chema García, Director Comercial de Publidisa y autor del blog Libros y tecnología
- Ignacio Latasa, Socio de Leer-e.es y Apolo XXI.
- Miguel Ángel Soto, Responsable de la campaña de bosques en España de Greenpeace
- Juan González, Director de I+D Facthor Innovación
12 a 13:30 – Mesa redonda sobre la transformación del sector del libro
- Pablo Odell, del Observatorio de la Lectura Tökland
- Joaquín Rodríguez, autor del blog Los futuros del libro
- Txetxu Barandiarán, autor del blog Opinión ConValor
- Damià Gallardo, de la Librería Laie
- Fernando R. Ortega, editor de Publicatuslibros.com
16:00 a 17:30 – Mesa redonda sobre tendencias en derechos de autor: Copyleft
- Juan Freire, científico y autor del blog Nómada
- Juan Varela, periodista y autor del blog Periodistas 21
- Elena Lisón, ingeniera y socia de Juridicas.com
- Javier de la Cueva, de Derecho e Internet
17:30 a 19:00 – Mesa redonda sobre las bibliotecas en la Web 2.0
- Nieves González, de la Universidad de Sevilla y autora del blog Bibliotecarios 2.0
- Didac Margaix Martínez, de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y autor del blog Dospuntocero
- Fernando Juárez, Responsable de la Biblioteca Municipal de Muskiz
Interesante post. Entre otras cosas porque estoy en pleno desarrollo empresarial del tema.
Ahora bien, sigo sin entender que no uses el disclainer sobre tu acceso, como profesor, a todo gratis sobre fuentes de información que para un moral privado es de pago y a coste prohibitivo.
Agradezco que hagas referencias constantes que nos evita ese pago dado que das amplia información pero, en serio, la cultura libre desde organismos que viven del Estado, impuestos y deficits que pagarán mis bisnietos, tiene toda la pinta de privilegio mal asumido o complejo de culpabilidad mal digerido.
Creo que debo aclarar algunas cuestiones:
1. participo en una mesa sobre copyleft, que no significa que todos los que allí hablaremos seamos necesariamente defensores del copyleft. Yo lo soy pero solo como una opción más, libre y personal del autor de una obra.
2. los empleados públicos tenemos acceso a la información que nos facilitan nuestras instituciones (supongo que del mismo modo que los empleados en empresas privadas u ONGs). Creo que no debemos confundir a las personas con las instituciones. Yo tengo mi opinión independientemente de donde trabaje y de que comparta (o no) lo que hace «mi institución».
En todo caso, las instituciones públicas también deben pagar por el acceso a información (por ejemplo cantidades elevadísimas por acceder a las revistas científicas donde sus empleados publicamos). Sus empleados tenemos acceso a esta información para nuestro trabajo. En mi caso, creo que nunca me he servido de ese «privilegio» para mis actividades en este blog o en otros ámbitos que no tengan relación directa con mi trabajo en la universidad. De hecho, cuando cito y enlazo artículos de pago siempre busco accesos abiertos y gratuitos (por cierto, casi siempre existen lo que indica la debilidad de este sistema).
3. «Cultura libre» es para mi un término demasiado amplio y ambigüo para poder posicionarme al respecto. Yo defiendo el uso flexible de los derechos por parte de los creadores, por lo que no defiendo que siempre (y como imposición) la cultura deba ser «liberada» con una licencia tipo copyleft. En todo caso, si hablamos de obras subvencionadas (aunque sean realizadas por agentes privados), si pienso que se debería aplicar un modelo de este tipo (al tiempo, no creo que este sea un modelo cultural adecuado).
4. Si defiendo que los contenidos creados por las administraciones públicas (o pagados con fondos públicos) deben hacerse accesibles a todos los ciudadanos (que ya los han pagado con sus impuestos)para cualquier tipo de uso (incluso comercial). Ahora no sucede esto, más bien todo lo contrario (con la excepción de la reciente liberación de la información geográfica por el Ministerio de Fomento). En estos momentos, por ejemplo, yo (como responsable de proyectos de investigación) debo comprar información a otros organismos públicos; lo mismo que debe hacer cualquier empresa. Creo que esta situación pone barreras a la innovación y el desarrollo y es especialmente injusto con los ciudadanos particulares y las empresas privadas.
En resumen, estoy de acuerdo con que sería hipócrita reclamar desde la administración la liberación de contenidos creados por particulares. Pero, a) los empleados no son las instituciones, y b) yo reclamo que los particulares licencien sus obras como crean conveniente (y no con un único modelo posible de propiedad intelectual, como sucedía hasta hace poco y muchos siguen defendiendo) y que las administraciones liberen (aquí si) totalmente su información.