Las ciudades como actores emergentes globales

¿Es el futuro de las ciudades?, y si lo es ¿se debe a méritos propios o al declive del modelo de estado-nación, hegemónico hasta el momento en el control del poder político? En ADN.es | Ciudades enredadas he reunido diversas evidencias y autores que concluyen que el modelo de estado nación está perdiendo su capacidad de gobierno efectivo mientras que emergen Las ciudades como actores globales.

Las naciones y los estados juegan un papel cada vez menos relevante en el escenario global. Crisis financieras, terrorismo global, cambio climático … son solo algunos ejemplos de problemas complejos que superan las fronteras políticas y ante los que los estados  y las organizaciones supranacionales demuestran día a día escasa capacidad de respuesta eficaz. Siguen ocupando los espacios y los tiempos de los medios tradicionales, aquellos que nacieron y vivieron su ya larga vida a la sombra protectora del poder político nacional, al que a su vez proporcionaban sombra. Pero, ahora estos medios están en crisis y esa política está en crisis. ¿Casualidad?, más bien una espiral que ahoga estos compañeros inseparables, los poderes duros y los poderes blandos más tradicionales. Como consecuencia, ¿estamos condenados a un futuro caótico y apocalíptico?, o ¿surgirán nuevos actores mejor adaptados y capaces de gobernar de modo eficaz en el contexto contemporáneo?

El futuro no está predeterminado pero parece que para muchos las ciudades podrían ser esos nuevos actores y la principal esperanza de solución a los desafíos globales. Como planteaba hace un tiempo:

Las modernas instituciones supranacionales, desde la Unión Europea a Naciones Unidas, son víctimas de su enorme maquinaria burocrática y sus procesos de toma de decisiones, basados en la necesidad de consenso y de difíciles equilibrios nacionales casi siempre poco justificables ante la ciudadanía. Por su parte, los estados nación sufren una paulatina obsolescencia, al estar cada vez más limitados en su capacidad para tomar decisiones efectivas en la vida de los ciudadanos. Los estados legislan sobre un espacio nacional cada vez más ficticio frente a una nueva realidad basada en flujos (humanos, financieros, o de conocimiento) que desbordan continuamente estos límites nacionales

En este escenario, las ciudades, que casi no legislan, gestionan y se perciben por muchos ciudadanos como las únicas instituciones públicas que realmente afectan a sus vidas, en lo positivo y en lo negativo. Las viejas ciudades representan un nuevo mundo urbano y abierto, en que los estados se han sustituido en buena medida por los mercados y el poder duro, fuerte pero restringido, por el poder blando, difuso pero extenso. Pero al tiempo, las ciudades, como entidades locales, se enfrentan a un mundo global, donde se están convirtiendo en actores emergentes. Muchas grandes ciudades empiezan a colaborar y enfrentarse a problemas globales practicando una forma de gobierno blando basado en un nuevo federalismo global.

El concepto de federalismo global fue propuesto en 2006 por Letizia Moratti, la alcaldesa de Milan, en una conferencia celebrada en Kyoto (tal como se recogía en una noticia aparecida en el Corriere della Sera). La idea de la alcaldesa fue utilizada por Bruno Giussani para proponer la hipótesis de que la solución a los problemas globales y complejos a los que nos enfrentamos puede venir de las grandes ciudades y regiones capaces de actuar coordinadamente, formando federaciones, y no de los estados y organizaciones supranacionales. Dan Hill retomó la hipótesis de la emergencia del federalismo global, situándola en un contexto histórico (por ejemplo, las antiguas naciones-estado italianas) además de recordar algunas especulaciones distópicas sobre futuros urbanos (que se representan en los mapas que acompañan este texto).

Estos mapas son pura especulación, política ficción que sin embargo recuerda poderosamente a los mapas de concentración de población, actividad económica o innovación que se pueden consultar en el último libro de Richard Florida, Who’s your city? Comparemos por ejemplo los fictios mapas anteriores con este otro que refleja la concentración de actividad económica y que sigue fielmente la cartografía urbana global. Definitivamente el mundo es cada vez más urbano y agregado.

Pero antes de entender las razones de la emergencia de las ciudades es relavante comprender las causas de las crisis globales contemporáneas y de la escasa capacidad de respuesta de las organizaciones tradicionales. El futurista Jamais Cascio, en The Big Picture, realizó una serie de predicciones sobre las tendencias globales para los próximos 20 años en donde identificaba riesgos catastróficos derivados del posible colapso del clima o de los recursos naturales, pero al tiempo predecía la emergencia de nuevos modelos de gobierno para un “mundo posthegemómico”. A partir de este análisis, Martin Börjesson, en futuramb, relaciona estos nuevos modelos con el surgimiento de lo que denomina “el hombre moderno occidental” que de algún modo está provocando la erosión imparable de las organizaciones convencionales y, particularmente los estados.

El “hombre moderno” ignora y desafía las estructuras jerárquicas siendo más pragmático y crítico con los expertos, los medios, las autoridades y las instituciones, es capaz de dotarse de una visión global personal, siente la necesidad de crear una identidad propia, recibe más información que nunca antes pero al tiempo tiene una perspectiva menos profunda del mundo, e incrementa su grado de conexión social y su empoderamiento por la tecnología (pasa de consumidor pasivo a usuario activo). Esta “erupción volcánica” parece capaz de destruir (o al menos alterar su naturaleza más íntima) de las, hasta el momento, “rocas consolidadas”, la organizaciones que dominaban el escenario. En esta erupción aflora un magma de relaciones y actitudes flexibles y ajenas a reglas y formalismos.

Bruce Sterling, buscando materiales para una futura novela de ciencia ficción, identificó un largo listado (ampliado por sus lectores) de tipos de organizaciones contemporáneas que, aunque se asemejan a las naciones estado, no lo son. El catálogo es diverso: desde Naciones Unidas a las empresas, pasando por diferentes  instituciones y grupos sociales. Puede resultar instructivo realizar el ejercicio de predecir que organizaciones están destinadas a la extinción o por el contrario se revitalizarán en el futuro próximo. Entre ellas, por supuesto, se encuentran las ciudades. Quizás éstas sean las mayores beneficiadas de este periodo de turbulencias. Eso indican al menos diversas evidencias.

Siguiendo con Richard Florida, en Mayo de 2008 analizaba la emergencia de las ciudades como nuevos actores globales en un artículo en el periódico canadiense The Globe and Mail. A partir de las ideas contenidas en dos libros aparecidos en EEUU en 2008, The Post-American World de Fareed Zakaria y The Second World de Parag Khanna, identificaba la “liga de los alcaldes extraordinarios” (The league of extraordinary mayors: small states, big ideas, pdf de la versión completa). Florida, Zakaria y Khanna parecen concordar en la identificación de una transición desde un mundo unipolar dominado política, económica y culturalmente por unas pocos poderes (sobre todo estados) a otro mundo hiperpolar  donde son relevantes innumerables micropoderes.

… figuras como Michael Bloomberg en Nueva York, Richard Daley en Chicago, Job Cohen en Amsterdam y Ken Livingstone, el  ex-lcalde de Londres, han explorado nuevas aproximaciones a casi todo desde la educación, el crimen y las prohibciones para funamdores al medio ambiente o el cambio climático – aplicando además técnicas modernas de management al gobierno. Aunque queda mucho trabajo por hacer, sus esfuerzos y los de sus pares han hecho que sus jurisdicciones sean más seguras, smarter, verdes, estéticas, eficients, saludables y más competitivas globalmente.

En conjunto, estos alcaldes, como los gobernadores [de regiones o estados autónomos], están probando estar mejor alineados con las tendencias globales que las  cabezas de estado y los líderes nacionales.

Pero, no solo las ciudades serán parte del sistema de micropoderes. Las nuevas empresas, eminentemente urbanas y basadas en la organización en red, juegan papeles cada vez más relevantes y no solo en el ámbito económico. Muchas empresas y grupos empresariales actúan ya como actores políticos y organizaciones sociales. David de Ugarte plantea, recordando de nuevo a las viejas ciudades-estado italianas, que estas empresas serán las nuevas venecias corporativas (más aquí)  en un mundo posnacional y hace esta predicción para los próximos cinco años:

Las multinacionales se reorganizarán en ámbitos lingüísticos y culturales para pasar a ser verdaderas transnacionales, ofreciendo a sus trabajadores carreras que en cada nivel se desarrollarán en países y continentes distintos. En esa lógica irán incorporando mecanismos de participación, seguros “sociales”, etc. Las grandes empresas de cara a su interior, se parecerán un poco más a “estados del bienestar… o a dictaduras. “Islas en la red” de Bruce Sterling parecerá menos ciencia ficción.

Un comentario

  1. es sencillamente in.te.re.san.tí.si.mo, Juan, as usual. Quizás no estaría mal enlazar esto con lo que hace dos o tres posts comentaba Manuederra sobre las ciudades como marca. Un fuerte abrazo, Am

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