La industria del automóvil y la necesidad de transformación a modelos abiertos basados en la experiencia de usuario

Como explico en Soitu | Piel digital:

Este post lleva ya varias semanas escrito en borrador. Nació de un cierto enfado al comparar mi deseo de líderes políticos transformadores con la realidad de la acción política. En ese momento los medios de comunicación dedicaban día tras día páginas a la crisis de la industria del automóvil y a la necesidad de ayudas públicas. Esa "fiebre" se ha calmado un tanto, pero releído el texto después de varias semanas creo que la reflexión sigue siendo válida y, en mi opinión, necesaria. Nunca llegué a incluir los enlaces a las noticias de prensa que se sucedían en esas fechas pero creo que a estas alturas no son ya ni siquiera necesarias, basta regresar a la edición de casi cualquier día en casi cualquier periódico.

Esas son las razones de La industria del automóvil y la transformación a modelos abiertos que os dejo aquí.

La industria del automóvil ha sido un sector mimado en el mundo occidental. Las grandes empresas norteamericanas y europeas han disfrutado durante muchas décadas de ayudas públicas (de hecho muchas de ellas nacieron como empresas públicas) y mecanismos de protección para evitar la competencia de la industria asiática (primero la japonesa y más recientemente la coreana). A pesar de todo, la industria del automóvil ha entrado en crisis y es, al lado del sector inmobiliario, el símbolo de un modelo que se derrumba y para el que no hemos aún inventado alternativas.

El caso de Galicia es paradigmático. La factoría Citröen instalada en Vigo ha sido, y sigue siendo en estos momentos, uno de los principales motores de la economía local y regional. A su alrededor se ha desarrollado un sector de industria auxiliar que ha sido cuidado por el gobierno. Nadie parecía querer en los últimos años darse cuenta de que esta historia no podía terminar bien. Asia lleva ya muchos años fabricando mejor y más barato y las empresas japonesas y coreanas han sido mucho más innovadoras que la mayor parte de las europeas y norteamericanas. Ahora llega el momento en que la verdad es ya (casi) inocultable: Citröen anuncia reducciones en su producción en Galicia con consecuencias drásticas para el empleo. La intervención, que sin duda sucederá, de los gobiernos (con ayudas a a las empresas y a los que quieran comprar automóviles) no hará más que retrasar, al menos un poco, el desenlace. Pero sobre todo, tendrá el efecto perverso de seguir evitando que nos planteemos el futuro de un modo realista y realmente innovador.

Galicia no es una isla. Ford, General Motors o Chevrolet están enfrentándose a procesos similares en EEUU. Al menos parece que allí las autoridades han entendido que quizás se necesite una crisis profunda para provocar el cambio. Por el contrario aquí el gobierno cifra sus esperanzas en una innovación simplista: desarrollar coches eléctricos o híbridos, como parece que va a hacer Seat. Es muy probable que la innovación (restringida) que suponen los motores eléctricos sea necesaria pero es evidente que llega ya demasiado tarde y, sobre todo, llega como un hecho aislada sin formar parte de un proceso de transformación radical de la industria, de su oferta de productos y servicios y del modelo de transporte y de consumo energético de la población.

Los automóviles europeos y norteamericanos siguen siendo básicamente iguales a los de hace 2 o 3 décadas, pero incorporan innegables mejoras técnicas. Siguen siendo sistemas cerrados donde todo debe pasar por el fabricante original. Un ejemplo muy simple: la mayor prte de marcas siguen empeñadas en ofrecer como extras sus propios sistemas, cerrados y propietarios, de navegadores GPS o de reproductores de música. Muy pocos ofrecen conexiones estandarizadas desde las que el usuario (y dueño, al fin y al cabo, del coche) pueda conectar los dispositivos de que considere convenientes. Pero todo el sistema de comercialización que opera alrededor sigue siendo básicamente igual: concesionarios, talleres, reparaciones … siguen ofreciendo el mismo modelo de servicio y tratando casi igual a sus clientes. Pero el mundo ha cambiado, y mucho. Los automóviles incorporan ahora mucha más tecnología, excepcionalmente sofisticada, pero no han logrado mejorar la experiencia del usuario ni el servicio que las empresas le prestan a sus clientes.

Al y al cabo esta historia era bastante predecible: la combinación de un sector industrial poderoso y con una competencia limitada, unos gobiernos deseosos de proteger a una industria considerada de interés nacional, y de una visión de la innovación centrada únicamente en los cambios incrementales en la tecnología del producto no pueden traer nada bueno en el medio plazo. ¿Qué se necesita?, básicamente cambiar la innovación por verdadera transformación, reinventar la industria diseñando sus productos y procesos desde la experiencia del usuario, reduciendo sus costes de producción y abriendo su modelo de negocio en muchos de sus flancos: diseñando los propios coches como plataformas plug-and-play, abriendo los procesos de comercialización, conectando su negocio con el de la generación y distribución de energía (solo de este modo los motores eléctricos podrán tener alguna oportunidad de éxito), etc.

4 comentarios

  1. Iago Mosqueira

    Desde el punto de vista de la tecnología y la innovación, estoy totalmente de acuerdo en que la industria automovilística no se ha adaptado a los nuevos tiempos. Y esto a pesar de ser un sector que basa parte de su atractivo en el diseño y la novedad, aunque como bien dices éstas sean muy relativas.
    Lo que más sorprende es la asunción ciega de que que el modelo de movilidad que esta industria necesita está en decadencia absoluta, tanto por las limitaciones que la física impone a su capacidad de crecimiento, especialmente en territorios densos como Galicia, como por los costes y bases medioambientales: aunque el petroleo haya bajado de precio, el pico de producción ya esta aquí con toda probabilidad.

  2. Enhorabuena Juan:
    Ya me gustaría a mi haber escrito esta entrada; cuanta verdad y cuantos «totems» sagrados que veremos caer como consecuencia de la crisis. Espero que los «totems» sagrados de la industria del automóvil se den cuenta de que su modelo de comercialización no es el que quiere el cliente; sino el que decide el oligopolio dominante. Espero que veamos algún cambio disruptivo en el sector. Te echábamos de menos; sigue produciendo. Saludos cordiales.

  3. Enhorabuena. Por fín una voz que trata del cambio «disruptor» que necesitamos para pasar de la sociedad industrial a la sociedad de la información. Todas la herramientas están al alcanze de la mano para poner en marcha una económia basada en las necesidades y gustos del cliente (usuario me parece demasiado «administrativo»). El cliente está en posición (con Internet) de ser el motor de la actividad, no como el consumidor «pasivo» del siglo «industrial», pero como iniciador, promotor, negociador en la actividad social y económica.

  4. Juan tu exposición es correcta. Solo me gustaría añadir mi enfoque para saber vuestra opinión, el sistema financiero esta basado en una lógica, cuanto mas prestamos se pidan mas dinero matemático se puede crear ((un incremento de la base monetaria, que a su vez por el efecto multiplicador, obtenemos la oferta monetaria)
    La ind. del automóvil es la elegida como motor de reactivación de la economía, véanse las ayudas saltándose las anteriores normas de Fra-ESp-Usa (esta claro que el tapón de la construcción de 4-5 años hacen inviable reactivar a corto plazo este sector cementero)Creen que reactivando la ind, automóvil, los ciudadanos volverán a pedir créditos, y la industria tendrá recursos para financiar nuevos modelos hibridos. Cual es el problema, que es una industria con sobreproducción, con métodos just in time, acoplada a la industria auxiliar para poder ofrecer unos precios competitivos, aqui esta el problema están»obligados» a producir grandes cantidades y portando a venderlas….Creo que sera una solución temporal, con visión a corto plazo, el sentido común nos hace pensar en nuevos modelos de crecimiento basado sen otros sistemas de producción mas sostenibles.

Responder a José M. Castro Cancelar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.