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En 2017 tuve la oportunidad de mantener diferentes conversaciones con responsables del Ayuntamiento de A Coruña (Galicia, España) así como algunos agentes y colegas que trabajan activamente en I+D marino y en procesos de planificación y transformación urbana. El motivo de estas conversaciones era explorar las posibilidades que para la ciudad podía suponer un futuro cambio de usos del puerto Interior de la ciudad y como este proceso podría convertirse en una herramienta estratégica para el el desarrollo socio-económico de la ciudad y su entorno. Como resultado de estas conversaciones decidí, por iniciativa propia y sin mediar encargo, preparar este documento que compartí con los diferentes interlocutores con los que me había entrevistado como mi aportación al debate. Estos agentes aportaron nuevas ideas y críticas que he tratado de incorporar a esta versión. Una vez pasado un año, y dado que el proceso de debate público y de planificación estratégica está en marcha, he decidido hacer públicas estas reflexiones para seguir contribuyendo a la reflexión y debate.
POR QUÉ
Recuperación del sentido de la ciudad
Las ciudades nacieron asociadas a la economía, las actividades productivas necesitaban concentrar personas e infraestructuras. A Coruña no fue diferente: una ciudad instalada en el mar, porque el mar era su razón de ser. Y así fue creciendo en capas sucesivas ligadas al puerto y a sus actividades económicas.
Poco a poco las ciudades fueron sacrificando su identidad inicial en aras de la salubridad y la organización industrial de la producción: las fábricas terminaron ubicadas en sus espacios perfectamente separados, las universidades en sus campus, las zonas residenciales en lugares destinados exclusivamente a vivienda, las comerciales en sus espacios específicos. Una organización del espacio que obliga a los ciudadanos a la movilidad continua o al aislamiento.
Este cambio de paradigma urbano no fue gratuito. Poco a poco los diferentes integrantes de la fábrica urbana pasaron a dialogar solo con sus semejantes: los académicos con otros académicos; los industriales solo consigo mismos. Esta uniformidad de usos también afectó poco a poco a la convivencia en los barrios. al ir desapareciendo el diálogo entre vecinos.
En las últimas décadas del siglo XX asistimos a la máxima expresión de este modelo. Las universidades ya no solo se organizaban en campus, éstos se desplazaban a las periferias donde el territorio era más adecuado (y más barato), permitiendo además deshacerse a buen precio de sus posesiones inmobiliarias en el centro. Los polígonos industriales se alejaban más y más. Los puertos se fortificaban cerrando incluso el acceso al mar a los ciudadanos. No es ajeno a este proceso el interés por desarrollar un negocio inmobiliario con principio y fin del desarrollo urbano. La popularización de los centros comerciales, que maximizan su capacidad de extracción de rentas al concentrar la atención del público, no fue más que la última vuelta de tuerca del intento, bastante exitoso, de acabar con la ciudad como espacio público común y de eliminar todo atisbo de vida que pueda socavar el floreciente negocio inmobiliario y comercial.
Pero la historia nunca es lineal y estas tendencias o han entrado en implosión o están siendo contra-programadas por otras fuerzas que también operan sobre el escenario urbano. El negocio inmobiliario no era infinito. Los centros comerciales van camino de superar el límite del ocio superficial y aburrimiento soportables. Algunas personas volvieron a encontrar interesante trabajar y vivir en zonas urbanas diversas donde se pueda hacer algo más que dormir o trabajar. Conocer al otro y cultivar la diversidad para mejorar sus ideas y sus opciones de innovación se ha convertido en un valor en sí mismo de un entorno urbano que es buscado activamente por personas y organizaciones. En paralelo, muchos procesos productivos han pasado de ser de gran escala y de alto impacto ambiental a poder desarrollarse a pequeña escala y con impactos mínimos. Las razones históricas de la zonificación desaparecen; las sinrazones económicas para manipular la trama urbana parecen agotadas; y existe un deseo creciente, en cada vez más y más personas, de regresar a una ciudad diversa y vital.
El mar: de la creación de sentido a la oportunidad de una economía azul
El desarrollo económico y tecnológico asociado al mar se considera como una de las últimas fronteras planetarias y una enorme oportunidad para los territorios costeros. La “blue economy” y el “blue growth” son los términos con los que se ha etiquetado a este sector estratégico emergente.
El mar es en estos momentos un sector económico tradicional y de vanguardia al mismo tiempo. Las actividades marinas, desde las científicas y tecnológicas a las empresariales, muestran una vitalidad renovada: tecnología naval, logística, energía, acuicultura, pesca, transformación de productos alimentarios… Y la ciudad de A Coruña y en genreral Galicia son un ejemplo claro de la relevancia y potencial de la economía azul.
QUÉ
Industrias inteligentes
Las nuevas industrias, intensivas en el uso de tecnologías digitales de diseño y fabricación, pueden ser de pequeña escala y limpias. Tras un periodo de instalaciones de gran escala y con alto impacto ambiental, una parte de la industria y/o los procesos de mayor valor añadido de casi todas las industrias se están transformando gracias al uso intensivo de tecnologías que favorecen la eficiencia, agilidad y reducción de escala. Como resultado, en muchos casos ya no existen impedimentos para que este tipo de industrias, o al menos parte de los procesos (los de mayor valor añadido relacionados con el diseño y prototipado) puedan regresar a las ciudades, lo cual es especialmente relevante dado que se trata de industrias “generadoras y concentradoras de conocimiento”.
Ecosistemas de innovación
Las estrategias empresariales han evolucionado en las últimas décadas hacia modelos basados en la innovación abierta y en ecosistemas bien conectados y muy dinámicos. El ritmo de innovación tecnológica implica tasas de innovación imposibles de soportar de forma endógena, por su coste y la menor capacidad creativa de una organización aislada. Un ecosistema precisa de diversidad en sus ingredientes y de interacciones y, por tanto, debe contar con un entorno espacial y una programación activa y efectiva que promueva el diálogo y cooperación entre agentes diversos. La capacidad de concentrar diversidad es relevante y la creación de distritos de innovación dentro de las ciudades donde se congregan de forma dinámica empresas, emprendedores, inversores y científicos es una de las estrategias que mejor han funcionado para impulsar la innovación y creación de proyectos de impacto.
El puerto interior de A Coruña: un territorio único para la metamorfosis en distrito azul
Diversas ciudades han apostado por la economía azul (en nuestro entorno Vigo, Viana do Castelo o Las Palmas de Gran Canaria, por ejemplo). En todos los casos cuentan con muchos de los elementos de un potencial ecosistema de innovación alrededor del mar (algunas industrias, centros tecnológicos, universidades, programas de emprendimiento…). Pero no cuentan con una estrategia espacial y urbana coherente que posibilite desplegar toda su potencialidad: son iniciativas que se diseminan por la ciudad y áreas próximas y que tienen dificultades para promover la conectividad y la generación de una cultura propia. En este sentido, la desocupación del puerto interior de A Coruña constituye en sí misma un hecho único en la reciente historia urbana: en pleno centro de una ciudad íntimamente ligada al mar por su historia, su economía y cultura, “emerge” un espacio urbano muy extenso y “vacío”, susceptible de convertirse en un ecosistema de innovación realmente dinámico volcado en la economía azul.
CÓMO
Para lograr los objetivos discutidos más arriba en el caso específico de A Coruña se propone la creación de un “Distrito do Mar”, un proyecto, entorno e infraestructuras que aprovechen la oportunidad que supone la posibilidad de definir e implementar nuevos usos en las instalaciones del puerto interior de la ciudad. Este Distrito podría estar basado en los siguientes elementos estratégicos:
Un entorno orientado a la economía azul que combine conocimiento, aprendizaje, innovación y emprendimiento con los instrumentos y herramientas necesarios para la generación de un ecosistema:
- centros tecnológicos públicos y privados;
- entornos universitarios orientados a la ciencia y tecnología y al emprendimiento;
- entornos profesionales, espacios para startups, incubadoras y aceleradoras, venture builders …;
- industrias inteligentes de pequeña escala, intensivas en tecnología y de bajo/nulo impacto ambiental;
- actividades pesqueras, manteniendo las ya existentes y potenciándolas en relación con las nuevas oportunidades,
- laboratorios de innovación ciudadana, e
- instrumentos de financiación basados en inversión pública y privada
Con una coordinación eficaz que asegure:
- una adecuada selección de participantes: que cumplan un perfil y que tengan vocación de instalarse en el ecosistema para generar valor desde la cooperación y la innovación abierta; y
- una programación orientada a favorecer la conexión entre elementos del sistema y el desarrollo de proyectos ambiciosos y que crucen disciplinas.
Basado en principios coherentes con una verdadera cultura de innovación:
- cooperación y conocimiento abierto
- entorno internacional
- hospitalidad e inclusión de la ciudadana
- reconocimiento del patrimonio productivo que supone el mar y la pesca
Conectado con la ciudadanía:
Una característica esencial de este entorno es que debe estar conectado con la ciudadanía. Tradicionalmente los espacios “técnicos”, de conocimiento o empresariales se han configurado mirándose a sí mismos y aislándose del resto de la ciudad. Por el contrario, en este caso es posible, y deseable, crear un entorno abierto a los ciudadanos con varios objetivos:
- generar procesos de innovación ciudadana, de modo que este ecosistema coopere en el desarrollo social de la ciudad y a la vez las necesidades ciudadanas generen nuevas oportunidades de innovación;
- un mayor y mejor conocimiento por parte de la ciudadanía de la realidad económica de la ciudad;
- ofrecer una programación cultural y de ocio.
Impulsado desde las fortalezas ya existentes en Galicia:
Las industrias relacionadas con la economía azul son enormemente diversas y parece razonable como opción estratégica apostar decididamente por unos pocos sectores en los que Galicia en general -y A Coruña en particular- cuentan con ventajas competitivas. Esta elección debe estar basada en una reflexión sobre las oportunidades y capacidades ya existentes, pero podemos adelantar al menos 3 sectores que cuentan con esas características:
- pesca, acuicultura e industria transformadora
- tecnologías navales
- energías renovables
En este nuevo entorno existe un elemento singular, la lonja y el puerto pesqueros, que deberían mantenerse y ser potenciados por el proyecto. Es importante recordar que la lonja es la más importante de pesca fresca en Europa y tiene una gran relevancia económica. La evolución de los procesos de comercialización en la pesca costera en las últimas décadas han llevado a la concentración de los mercados en unos pocos espacios y el abandono de la mayor parte de pequeñas lonjas distribuidas a lo largo de la costa. La pesca costera constituye hoy en día tanto una seña de identidad en Galicia, como una actividad capaz de producir alimentos de alta calidad y alto valor en los mercados. La lonja de A Coruña puede convertirse, y de hecho de algún modo ya lo es (pero invisibilizado y de forma poco eficiente) en el mercado estratégico de esa nueva pesca. A su vez, el sector pesquero se verá potenciado al conectarse con industrias asociadas y los centros de conocimiento que se ubiquen en el mismo entorno.
Integrando los enfoques infraestructurales y de ecosistema:
Esta propuesta de ecosistema precisa, obviamente, de una serie de servicios e infraestructuras y puede considerarse en sí misma una infraestructura al servicio del desarrollo de la “economía azul”. Sin embargo, sería un error pensar en el proyecto única o principalmente en términos de infraestructuras físicas y proyectos institucionales. La clave del posible éxito de esta iniciativa y su carácter diferencial respecto a otros proyectos de ciudades más o menos próximas estará en la creación y cuidado de una verdadera cultura de innovación coherente con el proyecto y su vocación de promover las oportunidades de la cooperación y el conocimiento abierto.
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