Como preparación de mi intervención en el creálogo I-cosistemas, entornos para imaginar e innovar

que se desarrollará el jueves 12 de noviembre en Cáceres como parte del 5º Congreso de Creatividad e Innovación Ciudades Creativas en la Sociedad de la Imaginación he preparado las notas que comparto aquí.

El concepto de «i-cosistema» propone que el entorno importa. La creatividad y la innovación no se pueden planificar; la imaginación es una capacidad de imposible control. Pero al tiempo la capacidad innovadora y creativa de una sociedad es una consecuencia directa de sus condiciones y no tanto del genio individual de sus componentes. ¿cómo provocar una sociedad innovadora que movilice la enorme capacidad creativa en posesión de sus ciudadanos y colectivos?

Cabría preguntarse, antes de reflexionar sobre las rutas posibles, si los responsables de la toma de decisiones están realmente interesados en una sociedad innovadora. Aparentemente ese es un objetivo político esencial en este nuevo siglo, pero siempre se piensa en un modelo restringido de innovación centrado en la invención, en los productos, en la tecnología y en los desarrollos comerciales. Sin embargo la innovación es mucho más. Es la capacidad de personas y colectivos de desarrollar proyectos autónomos donde generen ideas que acaben transformadas en objetos, procesos u organizaciones que den respuestas a los problemas a los que nos enfrentamos o ideen nuevos escenarios para nuestro desarrollo económico y social.

Una sociedad verdaderamente innovadora incorporará una elevada capacidad de innovación tecnológica y en el ámbito económico. Pero, al tiempo será una sociedad fuerte e independiente y con capacidad de respuesta autónoma a los retos a los que nos enfrentamos. Una sociedad innovadora será exigente ante sus responsables políticos y requerirá una acción política basada en el diálogo y la facilitación de procesos participativos así como una visión realmente transformadora. Este modelo se opone al más habitual donde la política está basada en liderazgos carismáticos que pretenden ofrecer, o imponer, soluciones propias a sus ciudadanos; soluciones que casi siempre pretenden definir los sectores económicos estratégicos y se basan en procesos escasamente participativos y que dejan poco espacio a las sorpresas y la actividad autónoma de la sociedad.

Algunas claves para generar entornos innovadores.

Desarrollar un «i-cosistema», entendido en el sentido que he definido antes, requiere de múltiples acciones coordinadas que trabajan a múltiples escalas temporales y niveles organizativos. Estos serían algunos de los ámbitos de actuación que considero más relevantes:

educación: se necesita un cambio radical en los modelos de aprendizaje que por una parte acepten y aprovechen al máximo el conocimiento accesible en la red y la educación informal y que partiendo de esas realidades trabajen mucho más en los procesos. Los modelos de aprendizaje basado en proyectos y en el «aprender haciendo» aparecen como esenciales para educar la capacidad de innovación. Pero además se necesitan desarrollar toda una serie de competencias comunicativas y colaborativas, que en buena medida tienen estrecha relación con las competencias digitales, y preparar a los estudiantes para la autonomía intelectual, la capacidad crítica y la responsabilidad en la toma de decisiones.

políticas de incentivos, no de subsidios. El gasto público es en los países occidentales una parte sustancial del PIB de un país y, por tanto, las políticas públicas de gasto siguen siendo esenciales como configuradoras del entorno económico. De poco sirve contar con políticas educativas, científicas o culturales avanzadas si éstas solo se quedan en meras declaraciones de intenciones o deciden solo una pequeña parte del gasto público. Pero además, buena parte de la intervención pública que se supone de estímulo se dirige a subsidiar más que a incentivar actividades. La diferencia puede parecer sutil pero es muy relevante. Se subsidia lo que tiende a la obsolescencia o lo que presenta escaso dinamismo. Por el contrario, un incentivo bien diseñado logra dinamizar y orientar las actividades hacia los sectores más competitivos. La actual crisis es un excelente ejemplo de declaraciones de intenciones hacia un cambio radical mientras las políticas de inversión pública se dirigen a conservar los sectores económicos obsoletos para los que se quiere una transición gradual y no traumática que difícilmente se logrará. Como efecto perverso, los sectores sociales y económicos más dinámicos, pero también más débiles por su corta historia y escaso tamaño, se verán perjudicados comparativamente.

espacios públicos. Es esencial recuperar los espacios públicos como espacio de relación y creación de conocimiento en el que los ciudadanos tienen la capacidad de desarrollar su capacidad creativa e innovadora. La recuperación de espacios públicos requiere de una combinación de diseño urbano y de definición de las reglas de juego que gobiernan su uso ciudadano.

Un espacio público es cualquier tipo de entorno, contexto, plataforma que permite la relación abierta y multidireccional entre personas. Por tanto un espacio público debe cumplir dos requisitos: facilitar la comunicación y unas reglas de gobierno que permitan un uso activo y compartido de los diferentes usuarios. Los espacios públicos son uno de los ejemplos más claros de procomún. En la práctica, un espacio público se configura por la combinación e interacción de tres tipos de actores (gobiernos, usuarios y mercados) que en conjunto diseñan el propio espacio y sus reglas de funcionamiento.



Los espacios públicos convencionales han ido perdiendo su utilidad como espacios de relación y participación por dos razones: obsesión por el control de los responsables políticos y gubernamentales que reduce las opciones de uso; falta de cultura de colaboración y responsabilidad compartida que hace que los usos individuales (o de grupos restringidos) predominen sobre los intereses generales. Por otra parte, durante varias décadas las políticas urbanas y territoriales han abandonado los espacios públicos (salvo para sus usos como espacios de ocio y de consumo cultural). Las ofertas privadas (desde centros comerciales a grandes eventos) se han convertido en el sucedáneo de los espacios públicos: permiten experiencias colectivas pero no la participación y usos abiertos.

cultura digital y políticas de propiedad intelectual. Internet ha surgido como un espacio de creación e innovación enormemente importante, y no solo para el desarrollo de proyectos estrictamente digitales. En este momento cualquier proyecto pasa de uno u otro modo por procesos de creación de conocimiento y relacionales basados en la red. La cultura hacker, los movimientos de software libre y, finalmente, lo que podríamos denominar cultura digital han desarrollado herramientas, modelos organizativos y un sistema de valores que recuperan las características de los espacios públicos. Por ejemplo, la aplicación de las normas del copyright destruyen la posibilidad de convertir la red en un verdadero espacio público; el copyleft o Creative Commons han sido respuestas para que Internet (o algunos de sus espacios y redes) siga funcionando como espacio público. Algo similar sucede con la neutralidad de la red. Pero, además, los usos locales de Internet han demostrado que apoyan la revitalización de las redes sociales locales y de los espacios físicos donde se desarrollan. Por tanto, un mayor uso de Internet y el desarrollo de una cultura digital devuelve a la gente a las calles y devuelve muchos de los usos de las calles y la ciudad como espacios públicos. Ese «regreso a las calles» y la conservación de Internet como un verdadero espacio público serán esenciales para que una sociedad, crecientemente digital, sea realmente innovadora.

espacios de creación. Los conceptos de espacio público y de cultura digital que he definido antes tienen una aplicación específica en el diseño de espacios de creación. Nuestras ciudades han vivido en los últimos años la explosión de centros culturales de todo tipo y de instituciones dedicadas a promover la innovación. Pero los centros culturales han tenido casi siempre una orientación museística y expositiva destinada a «consumidores culturales» y los centros de innovación se han centrado en labores formativas y burocráticas y han excluido la innovación social. En paralelo los centros de recursos o de medios se han enfocado casi exclusivamente a proporcionar medios materiales a los usuarios y, como mucho, a ofrecer formación instrumental.

Se necesitan nuevos modelos de espacios para la creatividad y la innovación dedicados a la producción colaborativa donde se ofrezcan metodologías y recursos para que los ciudadanos puedan desarrollar proyectos propios, sean estos empresariales, artísticos p culturales. En un texto anterior he analizado las estrategias institucionales para nuevos procesos culturales, donde se proponen ejemplos y se identifican procesos por los que se generan procesos colaborativos y transidsciplinares creativos. Aunque el texto se entra en instituciones culturales, esos modelos pueden ser útiles en cualquier ámbito relacionado con la innovación. Se necesita un tejido de centros de este tipo que actúen de facilitadores actuando a diferentes niveles (por ejemplo unos dedicados a la población en general y otros dirigidos a grupos más específicos)-

[Parte de este texto forma parte de una entrevista sobre espacios públicos que me realizó Domenico di Siena y que publicará próximamente como parte de su proyecto de investigación; una pequeña parte ha aparecido ya aquí]

3 comentarios

  1. Juan:
    La arquitectura se viene encargando de estas cosas que aludes desde hace milenios.
    Pero no hablo de aquella arquitectura «espectacular»; no hablo de aquella arquitectura «linda», ni «sorprendente». Ni hecha para superficialmente dar a conocer un impacto formal preliminar.
    Un proyecto de arquitectura, en todo caso, que contenga los atributos que aludes (esos de dar espacio para la innovación y la creatividad) puede ser capaz de muchas cosas; a los estudiantes los puede ayudar a concentrase mejor; a los contadores auditores los puede ayudar a auditar de un modo más asertivo; a los gimnastas los puede ayudar a repetir sus rutinas con la medida de distracción exacta, de manera tal de no convertir su entrenamiento en una especie de cápsula claustrofóbica; a los monjes los puede ayudar a controlar su acercamiento a la meditación, evitándole paisajes excesivamente esplendorosos; a los creyentes los puede llevar a Dios mediante inventos de sucesiones determinadas que lo llevan del pormenor a la generalidad de un valle, de manera tal de permitirles atar la contemplación en una suerte de reunión congregada en un solo sentimiento; a los investigadores los puede acoger para distanciarlos de sus pormenores que los agobian (queriendo ellos ver el bosque no pudiendo por los mismos árboles); a los amantes los puede llevar a extender su «acto» a extremos calculados en términos y medidas artísticas (la arquitectura es un arte con su propio modo de medir), etc, etc, etc.
    Esto que digo como si nada, en todo caso es poco frecuente. Uno se puede demorar décadas en lograrlo, y acaso no siempre lo va a conseguir.
    Entiendo que hablas de lugares, de sistemas de lugares, de circuitos, de complejas tramas urbanas, de rincones, de sitios de hoquedades, de conglomerados comerciales, y de otros destinos de equipamiento, producción, dotación de infraestructura, vivienda, esparcimiento, industria, comercio etc, eso sí, NUNCA vistos como el banal, ridículo y acaso ofensivo sentido que se le pretende dar a las ciudades como «enclave y celada para turistas» con sus cacerías de vistas, rinconcitos acogedores encantadores y toda esa retahíla mercantil barata, que no entrega sino «puestos de trabajo» donde los aborígenes simulan ser salvajes”, y cosas así.
    Saludos

  2. Como yo lo veo, ese i-cosistema existe actualmente en fase embrionaria pero es un e-cosistema. Más allá del juego de palabras lo que quiero decir es que internet está resultando un lugar donde la se puede opinar libremente e idear libremente.
    El gran problema es la vinculación del mundo on-line, con el mundo off-line. Mientras esto no suceda, todo se quedará en la red. Será como ligar en un chat, solo tiene sentido si logras quedar para tomar un cafe.
    De cualquier forma me parece interesante que exista embrión de e-cosistema. Tal vez logremos que unos pocos del el salto al off-line y con ellos todos los demás (más los que ya están fuera, conviene no olvidar que ya hay mucha gente haciendo cosas interesantes off-line en cuanto a democracia participativa)
    e:de
    e:de business by design
    e:de observa
    e:de imagina

  3. Tienes conocimiento del inicio, este curso, en la UNED del nuevo sistema aLF? tal vez es el comienzo, algo es algo

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