Correr, escribir, locura y sueños

Debe ser el síntoma claro de una obsesión, cuando empiezas a descubrir a tanta gente y referencias que hablan de eso que a ti te interesa y acabas por reconocerte en lo que ellos dicen. Algo así sucede con correr (quizás con escribir). Todos conocemos a Haruki Murakami. Su fama y obstinación por correr han popularizado un libro raro, De que hablocuando hablo de correr, que en caso contrario estaría destinado a permanecer oculto en la estantería más alta (o la más baja) de cualquier librería. Hace poco el periodista y escritor (¿o es a la inversa?) Christopher McDougall publicó Nacidos para correr donde la historia de la ultramaratón del Cañón del Cobre en Mexico le sirve para contar historias de todo tipo sobre corredores.

La revista colombiana Malpensante publicó en Abril un texto de Joyce Carol Oates, Del correr y escribir. Oates es conocida como escritora pero leyéndola no está claro si esa condición es separable de la de corredora. Para ella ambas son actividades adictivas, una forma de catarsis que te permite enfrentarte a tus fantasmas:

Si la escritura involucra castigo, al menos para algunos de nosotros, el acto de correr, incluso en la adultez, puede evocar dolorosos recuerdos de haber estado mucho tiempo atrás, en la infancia, acechado por tormentos. (¿Acaso algún adulto no ha sufrido estos recuerdos? ¿Existe alguna mujer adulta que no haya sido sexualmente acosada o abusada de un modo u otro?) ¡Esa adrenalina se descarga como una inyección al corazón!

Oates repite varias veces a lo largo del texto que “los escritores están locos”, lo que me recuerda a “esos locos que corren”. Como ella dice soñar es evitar la locura:

Los sueños pueden ser viajes pasajeros a la locura que, por alguna ley neurofisiológica misteriosa para nosotros, nos mantienen protegidos de la locura real. Así mismo, las actividades gemelas de correr y escribir mantienen al escritor razonablemente sano y con la esperanza, también ilusoria y temporal, de tener el control.

Y correr y escribir no son más que formas de extender nuestros sueños mientras nos mantenemos despiertos.

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