Architectura costera «plug-and-play» … o el ferry de Playa Naranjo

Los puertos son manifestaciones arquitectónicas poco apreciadas desde el punto de vista estético. Puede que esa falta de interés sea razonable por que el diseño de estas mega-infraestructuras piensa escasamente en su "usabilidad" a la escala del individuo. Pero también es posible que se necesite un cambio de foco para que los conceptos estéticos pasen de la forma a la función. En este sentido, los puertos suponen un ejemplo alternativo y ya real de las megaestructuras modulares y flexibles soñadas por Archigram, Archizoom o Superstudio. De este modo rompen con la visión estética tradicional y provocan "impactos" sensoriales y emocionales por dos razones. Por una parte, la escala de las infraestructuras respecto a la escala humana. En pocos lugares el hombre interacciona directamente y se mueve, sin interfaces intermedias, con estructuras de esa dimensión. Por otra parte, la arquitectura portuaria es una combinación única de elementos fijos y móviles. A pesar de que habitualmente sólo la parte fija se considera como estructural, los buques y plataformas móviles son una parte esencial del paisaje y elementos clave de su usabilidad.

Posiblemente, dentro de las infrestructuras portuarias sean las terminales de ferrys las que llevan al extremo el cambio de escala y la interacción entre elementos fijos y móviles. Los ferrys, al transportar en un mismo espacio un número elevado de vehículos y personas, precisan de grandes dimensiones para albergar y permitir la maniobra de grandes camiones al tiempo que deben ser accesibles, y hasta cierto punto usables, desde la escala mínima de un peatón.

Por otra parte, en las terminales de ferrys, los buques se "conectan" a las estructuras fijas. De este modo, elementos fijos y móviles forman estructuras únicas y efímeras que deben ser perfectamente funcionales para "viajeros" de muy diferente dimensión. Por el contrario, en los puertos convencionales los barcos se limitan a adosarse, sin ensamblarse para constituir una unidad funcional.

Esta reflexión surge, de un modo un tanto extraño, de un corto viaje, parte de otro mucho más largo, en el ferry que en el Golfo de Nicoya (costa del Pacífico de Costa Rica) conecta Playa Naranjo con Puntarenas. Un paisaje costero espectacular propio de la selva tropical húmeda. La terminal en Playa Naranjo es una infraestructura aislada en un entorno poco habitado, mínima pero funcional que se compone de unas cuantas grandes estructuras en orden aparentemente caótico que adquieren un significado cuando las piezas móviles, los ferrys, las conectan entre si y con sus viajeros mecánicos y humanos. Así, piezas aisladas que rompen la estética natural de la costa se reconvierten en unidades funcionales que proporcionan al viajero, esta vez sólo al humano, una perspectiva única del paisaje. [Serie de fotografías del ferry de Playa Naranjo].

 

Un comentario

  1. Me ha gustado especialmente este post,ademas es algo con lo que creo que ya deberíamos convivir y parece que nos resistimos…es decir…porque mi casa no puede ser parte de mi coche o viceversa? quizás porque para alguien es mejor que pagues un hotel que te lleves parte de tu casa contigo y no te gastes un duro…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.