Sao Paulo 300 mm: una megalópolis a debate en ARCO’08

Como parte de la Feria de Arte Contemporáneo ARCO’08 que se celebra en Madrid del 13 al 18 de Febrero y que tiene como invitado a Brasil, se organiza la exposición Sao Paulo 300 mm (blog). Este  proyecto está comisariado por Ariadna Cantis y Alexandre Cafcalas y colaboran el Ministerio de Vivienda, Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, Embajada de Brasil en España, Fundación Hispano Brasileña y la Universidad Europea de Madrid.

En ADN | Ciudades enredadas comento los objetivos de este evento:

… pretende aproximarse al fenómeno urbano de Sao Paulo combinando la mirada oficial, la de la arquietctura y la planificación urbanística, con la mirada real, la de los graves conflcitos y de las soluciones auto-organizadas que surgen por pura necesidad de muchos de sus más de 20 millones de habitantes.

Sao Paulo es “una ciudad fascinante para lo bueno y para lo malo. La principal megalópolis latinoamericana y motor económico brasileño”, sobre la que he escrito ya en varias ocasiones:

Asociado a la exposición se celebrará un seminario el jueves 14 de febrero en el que participaré (participantes, programa) junto a Belinda Tato, de [ecosistema urbano], Kazuo Nakano, Ligia Nobre, Martí Perán, Fernando de Mello Franco y Javier Baeza Atienza. En el blog pueden encontrarse los resúmenes de las ponencias. Mi intervención no tratará específicamente sobre Sao Paulo. Trataré de analizar el reto, pero también la oportunidad para generara conocimiento operativo, que supone el conflicto entre  las dos “realidades urbanas”  (la oficial y la cotidiana):

Aprendiendo de la ciudad informal

Las ciudades contemporáneas viven dos realidades paralelas. Una es la realidad visible, principalmente arquitectónica, y oficial consecuencia de la planificación urbanística y el diseño deliberado. Otra es la realidad invisible consecuencia de los procesos informales, autónomos y auto-organizados, que generan los propios ciudadanos en su vida cotidiana. ¿Hasta que punto ambas realidades influyen sobre la vida urbana? Múltiples evidencias muestran que en muchas ciudades esa historia alternativa a la “oficial”, que puede trazarse por la influencia de los procesos informales, es la que afecta en mayor medida a los ciudadanos.

La comprensión de estos fenómenos urbanos que suceden al margen de la planificación oficial, suponen una enorme oportunidad. Son múltiples experimentos espontáneos que nos demuestran como funcionan las ciudades y sus redes y comunidades sociales. Hacer aflorar estos fenómenos mediante una forma de ingeniería inversa permitiría comprender su dinámica. Una estrategia política que utilice de modo activo este conocimiento, hasta el momento escasamente valorado, podría desarrollar una gestión urbana más eficaz y adaptada a las realidades sociales, económicas y sociales.

2 comentarios

  1. Muy interesante tu ponencia. Fue una pena que no diera tiempo para debatir. Hay un tema sobre el que me quedé con ganas de preguntarte: Es cierto que en determinadas situaciones, una acción rápida puede ser una forma económica de reinstitucionalizar la cotidianeidad o al menos el desencadenante de una transformación duradera. Pero por lo general la prisa, como decía el Guillermo del Nombre de la Rosa conduce a la pureza. O dicho de otra manera. Institucionalizar el día a día para que sea representativo de un número mayor de ciudadanos (humanos o no humanos) implica una labor lenta, en la que las garantías y los dispositivos de representatividad puedan llegar a desplegarse.
    No hablo de la desidia o la diletancia, simplemente de no sobrevalorar la acción que supera los marcos normativos, como si sólo fuesen una hojarasca que impide avanzar con agilidad y su desarrollo una labor superflua.
    En mi opinión este tema es importante para hablar de ciudad por dos motivos:
    – Existe una tendencia en los discursos de los arquitectos a atacar las figuras de planeamiento y la propia acción de planificar la ciudad. He oído por ejemplo a algún arquitecto que ha podido trabajar en la promoción de torres en circunstancias ajenas al planeamiento, defender la libertad creativa y la rapidez con que ha podido llevar a cabo sus idéas. Pero lo que no se celebra tanto es que las figuras de planeamiento son también las que garantizan la redistribución de la plusvalía que genera la ciudad en su conjunto. Y que sin figuras de reparto, esa riqueza quedaría concentrada en los propietarios del suelo. En estos casos en que los arquitectos pueden saltarse el planeamiento, generalmente se produce un reparto desigual de los beneficios que la explotación de la ciudad genera. Es una práctica que en paises latinoamericanos por ejemplo, ha generado unas grandes desigualdades incluso a nivel local. Creo que hay que recordar que el urbanismo no es nunca del todo informal. He podido estudiar el caso de Ciudad Bolivar en Bogotá y lo que parece ser un crecimiento espontáneo es un crecimiento completamente regulado. Con agentes que imponen normas, y que (por mediación de prácticas en muchos casos mafiosas) se quedan con buena parte del beneficio que produce la explotación del asentamiento e imponen sus intereses a toda una comunidad. Además las formas de escrutinio público que se dan en los asentamientos informales son del todo precarias y dejan a los no poderosos en altos grados de indefensión. Aún mayor, en muchos casos, que los urbanismos reglados de las mismas ciudades.
    – Realmente que una acción sea eficaz y consiga reconstruir el día a día con algo de durabilidad es extremadamente costoso. La idea de que con pequeñas inversiones, un poco de césped o confeti, por ejemplo, pueden instalarse en la esfera pública los intereses de individuos o coletivos sometidos es muy hermosa. Pero por lo general son acciones que no llegan ni siquiera a elevar una preocupación marginal a la categoría de asunto público. Te pongo un ejemplo. Que las ciudades sean accesibles para personas con discapacidades es una transformación que ha requerido inumerables esfuerzos. Desde hacer visible la cuestión, hasta convertirla en una prioridad pública. Desde desarrollar criterios de buenas prácticas a habilitar dinero para que se aplicasen. Desde reconstruir la imagen de los discapacitados, hasta rediseñar sus sillas para optimizar su funcionamiento. Todo esto sólo ha sido posible (y todavía no ha sido posible en buena medida) mediante una gran acumulación de acciones. Una acumulación muy lenta que, como dirían los teóricos de la innovación, ha cargado la ciudad con múltiples dispositivos de enrolamiento. Múltiples elementos porque es necesario enrolar a muchos actores diferentes en ese proyecto que sólo puede ser compartido. Ese proyecto de reconstruir la ciudad para que también satisfaga a los discapacitados.
    Esto es por lo que Guillermo odia la prisa, porque la prisa conduce a la pureza. Y la pureza presupone que con una pequeña acción es posible enrolar a una gran diversidad de actores. Y creo que lo que pasa es que, en sintonía con el pensamiento moderno, en el fondo niega que esos actores sean diferentes. Que es posible que respondan de manera sincronizada a un estímulo genérico.

  2. Muchas gracias por el comentario, que es un artículo en si mismo. A pesar de lo que pueda parcer, comparto en gran medida lo que dices (puede que una charla de 30 min no sea el lugar adecuado para demasiado matices y haya presentado mis hipótesis de una forma demasiado simplista).
    Respecto a lo que planteas, dos comentarios:
    – los arquitectos que proponen «saltarse» el planteamiento no representan el modelo «sin reglas», dado que como tu bien dices quieren reglas para «lo bueno» (generar plusvalías) pero pretenden eliminarlas para «lo malo». Para mi este es el peor de los escenarios posibles (y por desgracia uno bastante habitual) en que existen planeamientos estrictos en el papel pero que se pueden incumplir «legalmente» de un modo arbitrario.
    Mi propuesta (aunque me parece demasiado pretencioso llamarla así) no es abandonar totalmente las reglas y el planeamiento. Pero si repensarlo y reducir su complejidad y los elementos de control «top-down». Encontrar el punto de equilibrio entre auto-organización y planificación es la clave y no creo que existan recetas universales, pero si posiblemente algunas guías.
    – respecto a la velocidad, estoy de acuerdo en que muchos procesos de cambio son necesariamente lentos. Pero, como bien dices, son el resultado de una acumulación de intervenciones (y yo diría de las sinergias entre intervenciones sucesivas y simultáneas) y son estas intervenciones las que, desde mi punto de vista, deberían ser rápidas. En caso contrario, el cambio «acumulativo» en lugar de ser lento tiende al infinito.

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