El próximo martes 18 de septiembre participaré en la mesa redonda Panorama de la Industrial Cultural: Redes de Empresas Culturales que forma parte de las Jornadas Emprendedores 07, dentro del Festival Internacional de la Creación Joven EUTOPIA´07, en Córdoba. La mesa tendrá lugar en el salón de actos del Instituto Andaluz de la Juventud de 12.30–14.00. Los participantes seremos:

  • Local: Alfredo Romeo, Asociación Empresarial INCULCA
  • Regional/Temporal: Angelo Caruso, Asociación SITART. Milán
  • Teórico/Experto: Juan Freire
  • Moderador: David Luque, Coordinador General Area de Cultura Ayuntamiento de Córdoba

He barajado diferentes cuestiones, que creo importantes, que se podrían tocar en una mesa sobre emprendedores, empresas culturales y redes. Por ejemplo, el papel de las administraciones públicas (como financiadores y clientes principales, además de su papel regulador), el papel del capital riesgo o las estrategias de creación de empresas y desarrollo de proyectos, etc. Finalmente he decidido centrarme en el papel de las redes y en como la digitalización de la cultura, un proceso imparable, modifca radicalmente el ecosistema de empresas culturales y abre, de este modo, nuevas oportunidades (y riesgos) a los emprendedores. Estas son algunas ideas que desarrollaré en mi intervención:

1. La cultura, como el resto de nuestro sistema socioeconómico, se enfrenta en los últimos años a un triple cambio de paradigma (empresarial, creativo y de propiedad intelectual) que fuerza cambios radicales en como se desarrollan los procesos creativos y como se hacen negocios alrededor de la cultura. La irrupción de Internet, y su impacto sobre la digitalización de la creación y distribución de productos culturales, es una de las principales razones de esos cambios (muchos de ellos aún incipientes) sobre el ecosistema cultural y empresarial. A riesgo de simplificar en exceso los términos, podríamos comparar los ecosistemas analógicos y digitales para identificar los tres grandes cambios de paradigma que afectan a como los emprendedores culturales se enfrentan a sus proyectos. Estos cambios generan nuevas oportunidades, retos y riesgos para los empredendedores que pretenden desarrollar proyectos viables económicamente a partir del proceso de producción cultural. ¿Cómo deben afrontar estos emprendedores el nuevo escenario?

2. Paradigmas empresariales analógicos:

– Organizaciones cerradas. El Premio Nobel Ronald Coase propuso en 1937 la theory of the firm (en su artículo sobre la “naturaleza de la empresa”, pdf) para explicar a partir de los costes de transacción la existencia de las grandes empresas, un modelo organizativo que parecía innecesario en un sistema de mercado. Curiosamente, Ronald Coase fue en cierta medida el primero en predecir los cambios provocados por Internet, dado que estos se asocian en parte a la reducción de los costes derviados de la colaboración fuera de los límites de una empresa. Así se reconoce en un artículo de The Guardian donde se comenta el libro Wikinomics (en español), de Dan Tapscott y Anthony D. Williams, que pretende ser una guía a la economía digital colaborativa (aunque se quede en una extensa y muy documentada colección de casos de estudio y en un análisis teórico un tanto incompleto y simplificado).

making things requires collaboration, and finding and linking up all the people who need to collaborate costs money. Companies emerge when it becomes cheaper to gather people, tools and material under one roof, rather than to go out looking for the best deal every time you need a few hours’ labour, or a part for a car. But the internet, Tapscott argues, is radically lowering the cost of collaborating. Companies – certainly big companies – are losing their raison d’etre. Individuals, and tiny companies, can collaborate without corporate behemoths to organise them. Considering how many of us spend our weekdays working for big companies, and then spend our weekends giving our money to them, this is a far-reaching thought.

– Relaciones jerárquicas y asimétricas entre empresas y con los creadores. En un sistema donde los costes de transacción gobiernan la dinámica empresarial, “los pequeños”, como emprendedores y pequeñas organizaciones, están atrapados en su nicho de mercado, definido por su tamaño, dado que no pueden aprovechar las economías de escala, a no ser que cuenten con inyecciones de finanación externa que les permitan aumentar su tamaño. Así se convierten en dependientes de unas pocas grandes empresas que constituyen oligopolios de los mercados culturales (grandes grupos editoriales, televisiones; los propios poderes públicos son posiblemente los actores económicos más poderosos en este sistema).

Además, y esta no es ni mucho menos una “innovación digital”, buena parte de los creadores desarrollan su actividad como “amateurs”, al menos en el sentido de no contar con un objetivo de rentabilidad económica (un “modelo de negocio” viable). Estos creadores tienen aún menos incentivos para tratar de colaborar y alcanzar economías de escala y, a la vez, aumentan la oferta de “productores” para los grandes grupos. Así, los oligopolios pueden explotar a su conveniencia esta comunidad de creadores que se caracteriza por sus escasos vínculos internos.

3. Paradigma cultural analógico: la creación artística y la actividad intelectual se conciben como consecuencia del “genio individual” del creador independiente y, en buena medida, aislado de su entorno. Así se conciben los productos culturales como innovaciones puras que nacen de la genialidad individual y no de un proceso de colaboración e interacción social. Por otra parte, buena parte de los productos culturales son “únicos” o bien su coste de reproducción es elevado.

4. Paradigma analógico de propiedad intelectual: las obras culturales se someten a derechos exclusivos otorgados por el copyright. La comercialización de las obras artísticas (únicas) y los productos culturales (de reproducción “costosa”), en forma de venta (bien del original, como en la pintura, bien copias, como en la música) o de exhibición (cine, conciertos, …), es la vía principal, si no única, de remuneración de los creadores. En este sentido, la propiedad exclusiva de los derechos de una obra por sus autores, asociados necesariamente a grupos que la comercializan y gestionan sus derechos, se considera imprescindible para asegurar la viabilidad económica de la actividad creativa.

Este modelo se suele presentar como el único viable y como un sistema estable y eficaz a lo largo de la historia de la humanidad (con un presunto colapso catastrófico que estaría provocado por la irrupción de Internet). Por el contrario, es un modelo que ha tenido una vida limitada asociada a un periodo histórico en el que la reproducción y distribución de las obras culturales es posible pero costosa (la “era industrial” cultural). Antes, existieron largas épocas en que los creadores eran amateurs puros o eran financiados siguiendo otras estrategias, por ejemplo mediante diferentes tipos de mecenas, y no por la comercialización directa de sus obras.

5. Paradigmas empresariales digitales:

– Comunidades y redes de colaboración: Internet reduce radicalmente los costes de transacción fuera de las organizaciones. En este sentido, la razón de ser de las empresas reduce su importancia. Es posible generar economías de escala sin necesidad de pertenecer a organizaciones cerradas, de modo que redes y comunidades se convierten en alternativas organizativas a las instituciones formales como empresas. Además, “el código es ley”, de modo que el propio diseño de Internet como infraestructura de comunicaciones favorece la colaboración en redes distribuídas, aunque las regulaciones y limitaciones técnicas de la red pueden conducir a modelos más jerarquizados, y por tanto controlables por unos pocos actores dominantes.

– Empresas abiertas (“open business”). Las empresas, al desaparecer en gran medida algunas de sus razones de ser, deben reinventarse o diseñarse bajo modelos totalmente diferentes. Este proceso tiene consecuencias diferentes en el caso de organizaciones pequeñas, como aquellas que nacen de la iniciativa de emprendedores, y en las “viejas” y grandes organizaciones que deben reinventarse internamente y en su relación con el mundo exterior. Asistimos a un proceso de transición en que las empresas se transforman en plataformas abiertas para la colaboración entre usuarios internos (“empleados”) y externos (socios, clientes, usuarios, competidores). Esta transformación se apoya en tres factores:

6. Paradigma cultural digital: En paralelo a la evolución de las organizaciones empresariales que citábamos antes, la digitalización de la comunicación y las relaciones sociales ha redescubierto la naturaleza colaborativa del proceso creativo, donde la remezcla se convierte en un proceso esencial. Como ya discutía en El código del arte también se abre y El doble reto del open source para el arte. ¿Una doble oportunidad? (publicado en Cultura digital y comunicación participativa, pdf, de Zemos98), el modelo de negocio del arte open source se basa en:

  • Mayor creatividad generada por dos factores complementarios: la recombinación de las propuestas (ideas) y aportaciones (productos) de muchos; y la posibilidad de utilizar a los usuarios, los antiguos espectadores o audiencia, como colaboradores.
  • La oportunidad de rentabilizar “obras parciales”, como el caso de Openstudio (comentado aquí). La visión modular de la obra de arte permite la recombinación, y por tanto promueve la creatividad, pero al mismo tiempo ofrece la posibilidad de rentabilizar los módulos, las diferentes partes que la componen.
  • La reducción de los costes de reproducción y distribución de obras digitales (que se aproxima a cero) obliga a explorar nuevos modelos de negocio, con nuevas y mayores incertidumbres (para los actores ya establecidos) pero también con mayores oportunidades para los creadores. El caso de la música es paradigmático al mostrar claramente como los “intermediarios” tradicionales pierden poder que puede se traspasa a los creadores.

7. Paradigmas digitales de la propiedad intelectual. La reducción de costes de producción y distribución y el renacimiento de la colaboración como proceso creativo obliga a la flexibilización del concepto de propiedad intelectual y al desarrollo de nuevos sistemas legales y tecnológicos de protección / liberación y difusión. Así surgen desde modelos de liberación total de los productos culturales, como el copyleft, a otros que ofrecen una enorme flexibilidad a los autores para decidir las restricciones que establecen a la remezcla, reproducción, distribución o comercialización de su obra. Entre estos se encuentran las licencias Creative Commons, nacidas en el ámbito anglosajón y que se están convirtiendo en un cierto modo en un estándar mundial (más información aquí y aquí), mientras que Coloriuris es una alternativa nacida en España y adaptada, aunque no exclusivamente, al mundo jurídico latinoamericano. Estos sistemas nacen en Internet y, por tanto, se han diseñado para su adaptación a la cultura digital.

8. Algunos ejemplos de creación cultural y distribución abierta y en red. En los siguientes enlaces se presentan casos de creadores, individuales o colectivos, que utilizan los paradigmas culturales citados anteriormente en su trabajo. Buena parte de los ejemplos corresponden a creadores digitales, aunque algunos han trabajado en “ámbitos puramente analógicos” lo que muestra que este modelo creativo no es propio del mundo digital, aunque la irrupción de estas tecnologías ha apoyado la desaparición de barreras y un desarrollo máximo:

En lo que respecta a la comunicación y la distribución de las creaciones culturales (lo que llamábamos, y aún seguimos haciéndolo, márketing, relaciones con los clientes y ventas en el mundo analógico) existen también numerosos ejemplos. YouTube, representa un caso paradigmático de un nuevo modelo de oligopolio digital que proporciona una plataforma a creadores y pequeñas (y grandes) organizaciones. Existen ejemplos de modelos similares aplicados al arte (como comentaba en Los "YouTube del arte": hacia un ecosistema digital de la distribución cultural). Además, existen numerosos casos de nativos digitales que usan Internet como su hábitat natural y las herramientas de la web 2.0 como sus formas básicas de interacción y comunicación (como los innumerables ejemplos de grupos musicales que se promocionan en Myspace). Genís Roca está analizando las características de esta nueva generación de nativos digitales y los retos que plantean, presentando además casos específicos. Entre ellos me han resultado especialmente interesantes los del violisnista hip hop Paul Dateh o el fotógrafo granadino Victoriano Izquierdo (del que también hablaron Luis Rull y Microsiervos).

9. Las oportunidades y riesgos de los modelos abiertos y en red. Los cambios de paradigma que he ido analizando provocan la apertura de nuevas, y en muchos casos aún inexploradas, oportunidades para los nuevos creadores y emprendedores culturales. Pero al tiempo, suponen grandes riesgos para los actores ya establecidos, desde creadores a grandes organizaciones que provocan reacciones de defensa o adaptación. Pero, además, la evolución iniciada por el tránsito a lo digital está lejos de finalizar y existen escenarios alternativos; algunos de ellos con riesgos para los pequeños creadores y emprendedores. Identifico dos grandes tipos de riesgos que pueden afectar al modo en que los usuarios y creadores (una distinción cada vez más difusa): estructurales, derivados de la propia estructura tecnosocial que genera Internet y la digitalización cultural, y políticos, derivados de las estrategias de control que desarrollen los grandes actores (grupos políticos y/o empresariales). Los peligros estructurales se asocian a la transformación de la sociedad desde un mundo gaussiano, predecible, a otro paretiano, impredecible y que ofrece mayores riesgos y oportunidades (cuestión discutida en Estrategia empresarial en un mundo paretiano (cuando los estrategas viven en un mundo gaussiano)).

Dentro de los peligros políticos o de control, diversas opiniones muestran que las grandes organizaciones pueden acabar adaptándose al escenario digital y ejerciendo nuevos modelos de monopolio y oligopolio que exploten, por ejemplo, los sistemas de crowdsourcing para reducir de modo drástico los costes (en los enlaces indicados más arriba se discute esta cuestión). Del mismo modo, hace ya tiempo Juan Varela, en Redes libres para negocios abiertos, proponía como riesgo la “paradoja del control 2.0”, y señalaba una posible solución: “mantener canales de distribución y comercialización independientes para obras de cultura abierta y crear un público dispuesto a valorar y rentabilizar la creación.”.

En Los futuros brokers de conocimiento: ¿existe una política de la web 2.0? identificaba una serie de preguntas sobre el futuro de la web 2.0 (como evolución máxima, hasta el momento, de modelos abiertos en red) que resumen la ambivalencia entre oportunidades y peligros:

  • ¿empodera la web 2.0 realmente a los usuarios y los libera de jerarquías o crea nuevas autoridades aún más poderosas, y sutiles, que las tradicionales?;
  • ¿favorece la web 2.0 la sinceridad en la comunicación, como algunos defienden?, ¿nos lleva a un mundo de ficción y engaño absolutos en manos de los brokers más poderosos, como nos alertan algunos ejemplos?, o por el contrario ¿nos encontraremos con una realidad más compleja y difícil de manejar?;
  • ¿la evolución de usos de la web 2.0 es una cuestión únicamente de evolución tecnológica o depende de decisiones “políticas” de ciudadanos y organizaciones?, ¿dejamos el futuro en manos de una aséptica evolución tecnológica o necesitamos tomar conciencia de nuestra libertad y responsabilidad para convertir las oportunidades tecnológicas en mejoras en nuestras vidas?, y
  • ¿reinventa la web 2.0 los mecanismos económicos superando el mercado, al liberar a la mayor parte de las interacciones humanas de dependencia financiera, o lleva a su máxima expresión la economía de mercado al convertir (casi) todas las interacciones en transacciones económicas o de reputación?, y, aún más importante ¿que sociedad preferiría la gente: “market free” o “free markets?.

4 comentarios

  1. Hola Juan,
    Sobre tu queja respecto al pobre aparato teórico de Wikinomics, creo que la referencia de base en esta cuestión es, indudablemente, Yochai Benkler. Veo que lo has citado un par de veces en tu blog, pero no está de más recordar:
    – Coase’s Penguin, or Linux and the Nature of the Firm (http://ictlogy.net/bibciter/reports/projects.php?idp=640)
    – The Wealth of Networks (http://ictlogy.net/bibciter/reports/projects.php?idp=643)
    Tanto el artículo (el primero) como el libro (el segundo) son, a mi entender, de lectura obligada sobre la cuestión de la creación abierta y/o colaborativa y/o en red, la economía del regalo, etc.

  2. Ismael,
    Totalmente de acuerdo. Solo citaba Wikinomics por su referencia a los costes de transacción, en el artículo de The Guardian, y para hacer una cita un tanto crítica ahora que se está convirtiendo en la nueva biblia. En todo caso, el libro hace su papel, el de comunicar ideas importantes a una audiencia que conoce poco estos temas (y es mayoritaria).

  3. Entonces estamos de acuerdo en todo 🙂

  4. Ahora en 2009 es cuando este lúcido artículo está de actualidad. Un tema de debate: las empresas en la web 2.0 no pueden pedir a sus trabajadores que comprometan su credibilidad personal en redes como Facebook o los blogs. Todos somos autores, pero cada uno es dueño de sus derechos de autor y su vida digital.La empresa alquila su tiempo no hipoteca su credibilidad y la de su entorno.
    Pero las empresas e instituciones ya no pueden estar en Internet sólo pagando o luchando por la visibilidad cuando el consumidor cada vez más decide por la credibilidad de personas bien identificadas, sean frikis o yupis que se mueven por la red practicando el intrusismo en el márketing, la consultoría,la literatura o la música.
    Esa creo que es la tensión a partir de 2009. Las empresas jerarquizadas no se adaptarán y las participativas tendrán que definir nuevas condiciones con los empleados, remunerando su esfuerzo personal en la web. Digo empleados si es que este término legal sobrevive.

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