¿Por qué nos fascinan las primarias norteamericanas? Política más allá de los partidos

Es sorprendente que en España las primarias previas a la elección presidencial norteamericana, para la que aún falta casi un año, suscite al menos el mismo interés que la pre-campaña de las elecciones generales españolas, que se celebrarán en poco más de un mes. Siendo cierto que el futuro presidente de EEUU tendrá una enorme influencia sobre nuestro futuro, no puede ser esta la única explicación del seguimiento tan estrecho (y hasta apasionado) que los medios y una parte de la población realizan desde España del proceso americano. Por supuesto un factor complementario, y muy relevante, es la presencia por primera vez y con unas elevadas probabilidades de éxito de una mujer y un negro en el Partido Demócrata.

Sin embrago, creo que existe una tercera razón para nuestra fascinación con las primarias demócratas y republicanas … y para nuestro hastío con la campaña de los partidos españoles. La capacidad de los outsiders para, desde dentro de los partidos políticos mayoritarios, hacerse con el poder y desafiar a las propias estructuras de poder. Algo, por el momento, impensable en la política española. Barack Obama y John McCain están jugando, con enorme éxito, este papel de “agentes libres” capaces de defender un programa propio y coherente más allá de las consignas (muchas veces incoherentes) de las maquinarias de los partidos, que están demasiado preocupados por ocupar el poder en grado máximo como para tener la capacidad de definir y desarrollar una estrategia coherente y efectiva. [Internet está siendo uno de los escenarios donde se está desarrollando este cambio,  permitiento el surgimiento de las “largas colas” políticas; más en Soitu.es | Piel digital].

Desde este punto de vista, Obama y McCain tendrían mucho más en común entre ellos que con sus “compañeros” de partido (como Clinton por un lado y Rommey o Huckabee por otro). Giulani y, especialmente, Paul representaban también opciones heterodoxas en el lado republicano. Edwards, en los demócratas, representaba por el contrario el modelo ortodoxo. Estos tres últimos, por diferentes razones han caído (o están a punto de hacerlo) ya en la carrera de las primarias. No es esta una clasificación ideológica si no de estrategia política y de actitud personal y compromiso con la ciudadanía. En estos planos, Obama y McCain juegan en el mismo “equipo”. Pero, ¿no es la actitud personal, la coherencia y el compromiso quizás la forma de ideología más relevante en estos tiempos post-ideológicos? Quizás deberíamos añadir un conocimiento profundo y crítico de la realidad y de los factores que mueven el mundo y la capacidad para activarlos para configurar una ideología digna de ese nombre para el siglo 21.

Grant MacCraken lo ha visto de este modo, McCain and Obama for president, anunciando la muerte de Demócratas y Republicanos y el surgimiento de los ortodoxos y heteroxos (el diagrama está realizado, pero modificándolo, a partir de uno presentado por MacCracken):

In this way, these guys [Obama and McCain] have more in common with one another than they do with their respective parties.  In fact, I wonder if we could argue, at the limit, that there is a two party system but it’s no longer Democrat and Republican.  It’s now heterodoxy versus orthodoxy.  This would join McCain and Obama, distinguishing their new "party" from the one that contains the likes of Romney and Clinton. 

If the world is a churning mass of possibility, surely the last person we want in the White House is someone who votes, who thinks, party line. Surely, the world is too complicated for that…and that politician. This has to be one of the signatures of the good politician.  Isn’t there a prima facie case here?

Pero incluso en EEUU, los heterodoxos deben hacer frente a las “máquinas de guerra” de los partidos. Así lo explica Juan Pedro Quiñonero en Los blogs en la campaña electoral norteamericana:

Solo una opinión. Y no es mía… “Si Obama quiere ganar, tendrá que matar al dragón. Y el dragón es la máquina de guerra de los Clinton. Que no es invencible, pero..”. Darkness and Light.

Pero, ¿qué sucede en España? Si utilizásemos el mismo esquema que proponía para EEUU y tratásemos de colocar a nuestros partidos y líderes nos encontraríamos que buena parte del espacio político está vacío:

En España, al menos hasta el momento, ningún líder heterodoxo ha logrado romper la dictadura interna de los partidos mayoritarios (los destinados a gobernar solos o en compañía) ni de los minoritarios. Perplejo por este escenario, en las pasadas elecciones locales consideraba la abstención como una alternativa (¿la única?). Tampoco han surgido alternativas en forma de partidos que hayan logrado romper el status quo actual (aunque constantemente aparecen iniciativas que, en el mejor de los casos, han tenido un éxito limitado). Hace unos días la gente de Juventudes Liberales, críticos incisivos y transversales de las opciones ortodoxas que tenemos en España, proponían una estrategia inteligente de voto útil (pero que en el mejor de los casos, y para aquellos que se alineen con esa propuesta política, sería solo aplicable a Madrid y Barcelona). No existen en España líderes alternativos, capaces de superar, desde dentro o desde fuera, la tiranía de los partidos y ofrecer una estrategia atractiva basada en una postura coherente y comprometida con los votantes.

Por supuesto siempre nos quedará el consuelo de criticar el “modelo americano” por representar un exceso de márketing. Es evidente que la política es hoy en día (¿siempre lo fue?) un espectáculo; en ningún ámbito de la realidad es más cierta la teoría de la sociedad del espectáculo de Guy Débord. Pero, ¿por qué la política debería ser diferente al resto de la sociedad? Aún así, al menos, las primarias norteamericanas oferecen un gran espectáculo, digno de presenciar, disfrutar y vivir con intensidad. Las elecciones generales españolas no llegan en el mejor de los casos a la categoría de entretenimiento y suscitan en la mayor parte de la población aburrimiento y la sensación de “más de lo mismo”.

5 comentarios

  1. Te voy a hacer un análisis un poco aguafiestas pero, en el fondo, coherente con los tiempos que corren.
    Fascina porque por primera vez se ve en tiempo real y sin distancia: no dependes del telediario español, tan limitado y tan mediocre, tan masificado en el sentido de Anderson y en el sentido de la vulgaridad: escribes la url de la CNN, ves los vídeos, miras los datos y es tuyo, sin filtro español. Curiosamente, han estado titulando todos los medios online españoles de modo un tanto eufórico que Clinton y McCain ganaban o cogían ventaja. Leías los americanos, y decían que no había ganado nadie y que, los demócratas especialmente, estaban divididos en su elección y que no hay nada resuelto.
    Pero vamos a más, al efecto ejemplo que no se sabe si la gente adoptará por aquello de la viga y la paja en los ojos: ¿USA política como márketing? Comparado con nosotros donde el presidente del gobierno es un puro constructo de un publicitario que empieza a alimentar el culto a la personalidad de forma orwelliana (aunque esto sólo sea estéticamente) y donde lo más llamativo que puede decirse es que la oposición principal es incapaz de construirse a sí misma publicitariamente (no hay más que ver lo mal que funciona Rajoy con una cámara delante), USA es un paraíso: es márketing del bueno, porque han de invertir un año en construir una marca consistente, con no demasiado fraude de lo que son, porque un candidato ha de pasar tremendos filtros para ganar y, encima, es abierto, el partido no puede controlar que salga su favorito.
    Me explico: para ser presidente de USA, frente a lo que opinan los españoles, lo que no se puede ser es tonto. Ni mucho menos tonto del bote. El dinero y las conexiones hacen mucho (¿como aquí?) pero el tipo (o la tipa) ha de poder funcionar: hay que tener algún antecedente de elecciones o cargo público, hay que ser capaz de hacer buenos discursos y declaraciones públicas sin meter la pata, hay que poder soportar que toda tu biografía sea pública y machacada sin denuedo, hay que pasar los caucus de los estados pequeños donde se elige cara a cara, sin anuncios de televisión como único intérprete, hay que recaudar pasta, hay que montar un equipo para recaudar pasta, hay que ganar en la televisión, hay que llegar a una convención y conspirar para sumar votos si no tienes la mayoría y, finalmente, has de ganar unas elecciones abiertas con el otro candidato y ganarlas en los estados que importan si no quieres perder. Igual que aquí.
    La pregunta es si el ciudadano no se pregunta a sí mismo la diferencia con lo de aquí, donde hemos visto que un señor que quiere ser candidato al congreso es expulsado de la carrera por su partido en una pataleta de niños. Donde los partidos se ponen a discutir si debaten en la televisión o no en vez de cuándo. Dónde el dinero para las elecciones se lo paga el estado y lo anticipan los bancos en un proceso que solo genera corrupción. ¿Explica eso la ausencia de candidatos heterodoxos?
    La propuesta de juventudes de ser prácticos y votar a C’s en barna y a Rosa Díaz en Madrid es casi tan insatisfactoria como votar a lo que hay. Rosa Díez es más de lo mismo, pero con pataleta, y si la propuesta más llamativa es un personaje del corazón como candidato por Soria, prefiero votar a un campeón de lucha libre que se lo curra él solo como en USA. En cuanto a C’s, en vez de plantear una drástica reconversión democrática para los tiempos de las redes, se ha quedado en el partido del bilingüismo a secas, siendo notoria la falta de ideas en todo lo demás: no hay nadie que pueda agrupar a la «generación red» que, en el fondo, sería capaz de prescindir de la parte de la red hiperidiologizada porque tiene puntos en común muy fuertes: no al cánon, neutralidad de la red, poder distribuido.
    En definitiva, nos fascinan como espectáculo y como carencia. Si ese espectáculo fuera nuestro mínimo, seríamos mejores. Pero siento que el antiamericanismo básico profundamente arraigado en la mentalidad española, repleto de prejuicios, no asuma en esta sociedad tan conservadora (conservadora de conservar, de inmovilizar y no de condones) lo evidente por contraste, el hacerse preguntas: ¿por qué esos pueden votar a quien quieren y nosotros no? ¿por qué un candidato es independiente del partido y representa a quien lo elige y aquí no? Y lo que no se ve: ¿por qué el poder está tan repartido, por qué se eligen tantos cargos y aquí no?
    Una medida revolucionaria: en vez de Educación para la Ciudadanía, introducir como lectura obligatoria en la clase de historia «La Democracia en América».

  2. Uno de lso problemas fundamentales que propuso el tito Max (Weber) es que la burocratización de las organizaciones y la sociedad generaba una «jaula de hierro». Una de las pocas soluciones que daba es el líder carismático. Un líder carismático no obtiene su legitimación de una serie de normas, títulos o exámenes. Es una forma de salir de lo prefijado, lo calculado y repetido.
    La elecciones son cada vez más un recurso a eso: demostrarnos que los partidos no son máquinas burocráticas de donde sólo salen cosas probadas y previsibles.

  3. De aguafiestas nada 😉 Totalmente de acuerdo. Los comentarios deberían ser el post y el post el comentario… Gracias

  4. No me sonroje, don Juan que lo suyo es ciencia y lo mío, solamente, literatura.

  5. ¿Por qué nos fascinan las primarias norteamericanas? Política más allá de los partidos

    (CP) Es sorprendente que en España las primarias previas a la elección presidencial norteamericana, para la que aún falta casi un año, suscite al menos el mismo interés que la pre-campaña de las elecciones generales españolas, que se celebrarán en…

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