Las máquinas inteligentes, los bárbaros y la educación

1. Máquinas inteligentes y el fin del mundo que conocemos

Los anuncios del “final del trabajo” son cada vez más frecuentes y las evidencias que lo demuestran más sólidas y preocupantes. Nos encaminamos a un futuro muy próximo donde el trabajo será escaso, lo cual nos sitúa ante al menos dos retos enormes: como afrontar la desconexión entre trabajo y sostenibilidad económica de las personas y que funciones continuaremos desarrollando los humanos en ese mundo.

Sobre el primer reto, debemos empezar a pensar en marcos diferentes dado que para entender el nuevo escenario muy probablemente ya no valen los enfoques ideológicos y éticos tradicionales. A modo de ejemplo la renta básica se ha convertido en bandera de Silicon Valley, aunque la iniciativa presenta muchos matices.

En lo que respecta al papel de las personas, nos lleva a pensar sobre la educación como la única solución: es esencial entender qué, cómo y para qué aprender en la era de las máquinas inteligentes. Existen múltiples respuestas que en todos los casos intentan identificar lo que nos hace únicos como humanos y por tanto definir cuales serían las funciones que no pueden ser reemplazadas por máquinas y algoritmos. Un reciente libro propone un espacio de humanidad en el trabajo muy sugerente: “Work that involves courage and counterintuitive ideas won’t be taken away from humans”.

Daniel Goleman y Peter Senge, en The Triple Focus, describen con claridad los nuevos perfiles profesionales destinados a liderar el futuro de las organizaciones:

Las empresas necesitan personas que piensen por sí mismas, que se automotiven, sean autodidactas y que puedan trabajar en equipo de forma efectiva, especialmente cuando se enfrentan a problemas realmente complejos.

En este momento de cambio, es una buena noticia que empresas y sociedad necesiten personas equipadas con las mismas competencias y valores. Por supuesto, siguen existiendo empresas que buscan perfiles técnicos muy específicos destinados a cumplir funciones concretas que probablemente sean reemplazadas por máquinas en breve. Pero más allá de esta necesidad coyuntural, que no debería ser la referencia a la hora de rediseñar la educación, la sociedad y las organizaciones precisan ahora de nuevos líderes capaces de trabajar al servicio de lo colectivo y de afrontar retos en un entorno de incertidumbre.

2. La falsa modernidad del status quo

Por tanto, como sociedad debemos repensar modelos y actuar construyendo nuevas propuestas para el aprendizaje de forma quede ciudadanos y profesionales sean realmente útiles y además se sientan motivados en su trabajo y en su papel cívico.

Quizás por esta razón vivimos en los últimos meses dos obsesiones paralelas de los medios de comunicación: por el fin del trabajo y por el cambio educativo. Una burbuja mediática que no se acompaña de propuestas realmente diferentes; mas bien branded content de los agentes convencionales que quieren aprovechar la oportunidad para vender y venderse como una apariencia de cambio. Un cambio cosmético que resulte cómodo para todos y en realidad deje las cosas como siempre pero con nuevos nombres, mobiliarios diferentes … apariencia de cambio para evitar que los verdaderos «bárbaros» transformen la realidad.

La portada de El País del 29 de Mayo es un buen ejemplo al anunciar que «La educación vive una revolución que exige consenso y cambios en la organización de los centros y la formación de los docentes». Consenso, centros y docentes se anuncian como las bases del supuesto cambio. Pero en realidad resulta muy difícil construir algo verdaderamente nuevo a partir de esas bases. Se puede cooperar con el sistema, y ayudar a su transformación, pero desde la disrupción (no desde el consenso), la autonomía (y no desde los centros) y con nuevos agentes (y no sólo ni principalmente los docentes actuales). Otra cuestión es si docentes y centros son capaces de cambiar radicalmente; pero esto afecta mas a su propio futuro que al de la educación.

De hecho, más allá del bullicio mediático, existen en realidad poco modelos realmente nuevos y su impacto es por el momento muy limitado. Incluso algunos de esos «nuevos modelos», como la finlandesa Team Academy, llevan ya casi 25 años de práctica … casi tres décadas en que el mundo se ha transformado de manera dramática

3. Emprendimiento y pensamiento crítico

En nuestra opinión la verdadera transformación nace de la interacción de dos mundos aparentemente alejados: el emprendimiento y el pensamiento crítico. El emprendimiento ha vivido quizás su burbuja, pero llega el momento de la madurez donde debe demostrar su verdadero valor y potencial como herramienta de cambio. Hemos de reivindicar el emprendimiento como herramienta de aprendizaje y actitud ante los desafíos y no solo como un objetivo final. Más allá del emprendedor como creador de startups, Goleman y Senge definen un perfil más interesante: personas con actitud y competencias emprendedoras capaces de convertir ideas en realidad liderando equipos. Del mismo modo, el Presidente del Tecnológico de Monterrey, Salvador Alva, iniciaba su conferencia en el Congreso Internacional de Innovación Educativa explicando como el pensamiento crítico es la competencia más apreciada por las organizaciones más innovadoras.

Los problemas realmente complejos, aquellos en que las relaciones causa-efecto solo se pueden comprender retrospectivamente y que solo pueden ser abordados desde las prácticas emergentes, seguirán siendo un ámbito reservado a la inteligencia y acción humana. Y su abordaje solo puede darse con la mezcla de pensamiento crítico y actitud y habilidades emprendedoras.

4. Los bárbaros y la educación post-digital

¿Quiénes son los bárbaros? los destinados a transformar el mundo en que vivimos desde la irreverencia y propuestas disruptivas. La denominación de bárbaros proviene del libro de Alessandro Baricco, donde defendía la tesis de que «estamos asistiendo a una transformación de la cultura y de los valores que hasta ahora marcaban las pautas de las sociedades desarrolladas». Y efectivamente, sucesivas «hordas» de bárbaros, impulsados desde la disrupción digital, han ido desbaratando diferentes sectores, desde la cultura o los medios de comunicación a la política o el transporte público. La educación ha salido, hasta el momento, aparentemente indemne. Posiblemente su resistencia se deba a sus barreras de entrada y a las dificultades que oponen superestructuras muy tradicionales y fuertemente atrincheradas en su status social y político. Pero hace poco se anunciaba que la mitad de las universidades desaparecerán en 10 años. Nuevos bárbaros llegan para desbaratar la educación convencional y provocar una transformación radical. ¿Desde dentro o desde fuera? Eso dependerá de la capacidad de entender la inevitabilidad de este futuro inmediato por parte de las instituciones tradicionales.

Como en ocasiones anteriores, los bárbaros deben trabajar desde una comprensión profunda del presente y desde la irreverencia. Tomar todo lo bueno del pasado y hackearlo con lo nuevo para crear modelos y procesos radicalmente diferentes y por tanto adaptados a un mundo que tiene poco que ver con el de hace 10 años, no digamos ya con el del siglo pasado.

 

Los bárbaros, el libro de Alessandro Baricco, será por todas estas razones una lectura esencial del área de pensamiento crítico de XTribe.

4 comentarios

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  3. Juan, me ha encantado el artículo. Me ha hecho reflexionar sobre el futuro.

    Dan ganas de convertirse en un bárbaro irreverente y hackear el mundo a mejor.

    Enhorabuena

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