La realidad es la nueva ficción

La realidad es la nueva ficción y el email la nueva literatura … O sea todo ya un poco viejo

Nuestra vida, y su reflejo en nuestras conversaciones, son cada vez más transmedia. Saltan de la calle, la cama o los bares a las redes sociales, los correos electrónicos o los blogs. Son públicas y privadas, y unas fases influyen en la otras. Son conversaciones múltiples y paralelas que a veces se mezclan; se cruzan personas, ideas, hechos, sueños … Son paradójicas; acabamos por no saber donde empezaron, como se influyeron entre si … y casi nunca sabemos si terminarán o si regresarán en un futuro más o menos próximo.

Inevitablemente nuestras conversaciones se alimentan de la ficción y crean nuevas ficciones. La avalancha de datos, hechos e historias que nos inspiran se mezclan y acaban por diluirse en un todo real y ficticio. Pero además parte de nuestra realidad solo la sobrevolamos rápidamente, sin detenernos en los detalles, sin involucrarnos demasiado, sin llegar a entender casi nada de lo que sucede. Esta realidad, por llamarla de algún modo, es también ficción.

Todo esto ha sido siempre así. Pero la velocidad y la ubicuidad (otra forma de velocidad, esta vez en el espacio) lo cambia todo. Un físico o un ecólogo hablarían de no linearidad, de cambios de fase; otras narrativas para comprender el mismo mundo. La cantidad si importa y provoca cambios cualitativos, transformaciones radicales del mundo en que vivimos y, sobre todo, en como lo vivimos.

¿Dónde queda la literatura en este mundo? Si pensamos en el objeto libro, sea papel o bits, y su universo asociado, se acomoda en una pequeña esquina de nuestro propio universo sensorial, sentimental y cognitivo. Si pensamos en las narraciones, en la reflexión sobre nuestras vidas, está en todas partes. Nuestra vida es ya, casi, solo literatura.

Y para aquellos escépticos, prueben a usar su correo electrónico como contenedor de su nueva vida. Redireccionen comentarios, enlaces, textos, RSS … a una dirección de email. Lean todo en sentido cronológico, o en cualquier otro. Descubrirán historias fascinantes, casi tanto o más que sus propias vidas. ¿Llegará un momento que las vidas se desacoplen de esta literatura personal? ¿puede seguir siendo fascinante la narración si no lo es nuestra propia existencia?, pero … ¿cuál es nuestra existencia, la realidad en la que suponemos que vivimos?

Un comentario

  1. Esto me recuerda un diálogo de la celebérrima Bladerunner, en el que a través de los recuerdos como constructores de una identidad, se especula lo maleable que pueden ser nuestros discursos, nuestras preferencias y en definitiva lo que impulsa nuestros actos. Si como tu sugieres es difícil «localizar» los recuerdos,ya que son demasiados y no lineales, la sensación es que habitamos un entreacto continuo…
    Tyrrell: Nuestro lema, más humanos que los humanos, Rachel es un experimento.
    Empezamos a percibir en ellos extrañas emociones, después de todo son
    inexpertos emocionalmente, con unos pocos años para almacenar las
    experiencias que usted y yo damos por supuestas. Si les obsequiamos con
    un pasado, creamos un apoyo para sus emociones y consecuentemente
    podemos controlarlos mejor.
    Deckard: Recuerdos… usted habla de recuerdos.

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