Esculturas para el conflicto: arte en los espacios públicos

El arte ha tendido a estar confinado tras las paredes “protectoras” de los museos lo que, consecuentemente, ha ayudado a afianzar su estatus elitista para la mayor parte de la población. Pero el arte, por ejemplo la música o el teatro, también ha estado en las calles casi desde el mismo nacimiento de las ciudades. Normalmente el “arte urbano” contemporáneo suele cumplir una función puramente estética, como las esculturas que adornan los espacios verdes o el centro de una plaza. En otras ocasiones la propia intervención artística se realiza para modificar el paisaje urbano e introducir un cambio en la forma en que las personas perciben y usan la ciudad…

Grandes esculturas como la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad podrían definirse como transformadoras del espacio, aunque posiblemente, a día de hoy, estén ya incorporadas al imaginario colectivo como una parte “natural” de la ciudad donde hace muchas décadas se instalaron y provocaron polémica. Pero no es este un debate del pasado. En las últimas décadas se ha hecho muy popular entre los gobiernos locales la instalación de esculturas en los espacios públicos. ¿Cómo percibe la gente estos cambios en sus territorios cotidianos? y ¿valoran más la estética o la modificación del propio espacio y por tanto su percepción y uso?

En ADN.es | Ciudades enredadas analizo el conflicto entre “contenido” (valor artístico de una escultura colocada en un espacio público) y “contexto” (impacto de su localización sobre la vida de los ciudadanos) en La escultura como intervención en los espacios públicos y Arte y conflicto en los espacios públicos. Para ello utilizo los casos de las megaesculturas metálicas de Richard Serra, (recordando sus torsiones elípticas en el Guggenheimla instalación de Intersection II en el jardín del MoMA) y, especialmente Janet Echelman:, que “pretende modificar los espacios públicos urbanos mediante enormes esculturas construidas con materiales flexibles y móviles, especialmente nylon, que flotan sobre peatones y vehículos y cambian de forma a lo largo del tiempo”.

Una de las obras más famosas de Echelman es She Changes, una monumental membrana roja y blanca instalada en 2005 en la Plaza Cidade San Salvador en Matosinhos, en las afueras de Porto:

El sitio de la artista incluye videos de sus instalaciones en espacios públicos y existe un  video de She Changes disponible en YouTube:

Pero el trabajo de Echelman tiene como objetivo prioritario “la transformación del espacio público, especialmente de aquellos lugares que son poco conocidos y frecuentados (por ejemplo, por estar ocupados por grandes infraestructuras) o de iconos urbanos que, por su sobreexposición, han sido casi borrados del paisaje cognitivo y sentimental ciudadano”.

Las diferencias formales entre Echelman y Serra se diluyen en lo que respecta a sus objetivos finales:

Pero, más allá de las diferencias formales y materiales, Echelman y Serra (este último al menos en una parte de su obra que se instala fuera de las salas de exposiciones) conciben sus esculturas como transformaciones radicales del espacio público que pretenden modificar tanto la experiencia estética, invitando al espectador a entrar en la escultura para poder explorarla, como el comportamiento de los usuarios de esos entornos, transformando su percepción del paisaje y su conducta.

Y es aquí donde se presenta la relación entre [a]rte y conflicto en los espacios públicos:

En Newsweek analizaban hace poco estas preguntas, Art Attack, a raíz del proyecto de intervención de Janet Echelman en la ciudad de Phoenix, en Arizona. La Phoenix Arts Commission aprobó el pasado año un proyecto de escultura denominado Civic Space Art Commission, con un coste de 2.4 millones de dólares, diseñada para “flotar” sobre un parque público. La decisión ha contado con entusiastas defensores, como se recoge en Echelman art will lift Phoenix’s image, noticia aparecida en el medio local The Arizona Republic, donde algunos líderes locales reclaman la necesidad de generar una distinción regional mediante un “entorno cultural propio de una ciudad de primera clase”. La escultura de Echelman jugaría ese papel. Pero en Phoenix ditches $2.4 million public-art project for park se pone de manifiesto el fuerte debate púiblico existente sobre la oportunidad de esta intervención, dado su elevado coste y su impacto paisajístico.

… Estas serían algunas de las preguntas básicas que plantea la gente ante un proyecto de intervención en el espacio público:

  • rompe una escultura en una plaza tu rutina al forzarte a modificar tu camino al trabajo?
  • modifica la rutina de la ciudad al reducir el uso de un aparcamiento o de un parque?
  • rompe tus hábitos visuales o tu asocación [afectiva] con un cierto espacio?

El artículo avanza dos tipos de soluciones a este tipo de conflictos. Una pasaría por una toma de decisiones más colaborativa de modo que el uso del espacio se corresponda con las necesidades y deseos de la mayor parte de la ciudadanía. La otra opción pasaría por la integración del arte público en el espacio, mediante la participación de arquitectos y diseñadores. La primera opción reduce las posibilidades de que surjan opciones realmente innovadoras y disruptivas, que difícilmente naceran de una decisión de consenso que busque la opción preferencial de la mayoría. Estas intervenciones más radicales pueden en ocasiones sorprender y acabar por resultar especialmente útiles a los propios usuarios, aunque el riesgo de fracaso se incremente. La segunda puede convertir el arte en un elemento meramente decorativo, un nuevo genérico en una arquitectura cada vez más genérica.

2 comentarios

  1. Aunque soy algo escéptico frente a este tipo de proyectos (fundamentalmente porque muchos de ellos (y conozco alguno) están basados en el politiqueo, el amiguismo y la necesidad de parecer innovador a toda costa), creo que el punto clave está quizá, y de manera tangencial, en las preguntas que planteas. ¿Hasta qué punto la jaula de hierro de la que hablaba Weber, nos impide percibir estas obras?

  2. william montoya giraldo

    todas las obras que rompan lo cotidiano del quehacer aburridor,es fantastico. sorprender,sorprenderse,aterrarse,paniquearse,hace parte de nuestra vida ,pero representarlo,es deje decirlo.chevere.

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